Capítulo 28

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Miro la hora en mi reloj, una y otra vez. A penas son las tres y media de la tarde. Le dije a Donald que hoy saldrá un poco más temprano, ya que tenía cosas importantes que hacer. El problema es que esas cosas tienen que ver con Gwen, y es por eso que mi ansiedad está siendo insoportable.

Llevo dos días pensando que voy a hacer para impedir esa maldita cita. Michael y Joey me han dado todos los datos. La hora, el lugar, todo. Dean tiene pensado llevar a Gwen a cenar a un exclusivo restorán, en el centro de la ciudad. Pobre idiota, no sabe que a Gwen no la impresionan los lujos. Ella es sencilla.

Tengo pensado salir de aquí e ir al departamento de ella. Dar la cara, pedirle disculpas por ser un imbécil, y después obligarla a no ir a esa cita.

Pensar en ello me hace sentir furioso y desdichado. Desde un principio, ella dijo que no a mis intentos de flirteo. Dijo que jamás saldría con alguien como yo, y aunque todo ha cambiado desde esos días hasta ahora, se siente mal que ella haya aceptado la invitación de Dean, sin dudarlo. Eso quiere decir que ante sus ojos, Dean, es una mejor opción que yo.

Maldita sea, yo sé que eso es verdad. Pero así no puedo permitirlo.

Donald, llama mi atención ya que no estoy escuchándolo.

—¿Qué?

—Dije que vayas a la sala de archivos y busques el expediente del señor Paxton —me repite.

Me pongo de pie y salgo de la sala de reuniones. Grace me mira cuando salgo. Casi he estado evitándola todo el día, ni siquiera me he sentado a almorzar con ella. Es que siento que estoy dándole a entender algo que no es.

—¿Tienes las llaves de la sala de archivos? —le pregunto.

—Sí —ella abre un cajón y saca un juego pequeño —Allí también están las llaves de la sala de archivos contables.

Al instante sé que esa es mi oportunidad de juntar la información que estoy necesitando. No estoy seguro de si ella me ha dicho aquello de forma consciente de que está ayudándome o en realidad no tiene ni la más mínima idea de lo que está haciendo.

Agarro las llaves y le entrego una pequeña sonrisa.

—Gracias.

—De nada —ella frunce los labios, mira hacia otro lado un instante, antes de volver su atención hacia mí —No quiero parecer desubicada, ni nada por el estilo, pero esta noche tengo una fiesta y pensé que por ahí te gustaría ir.

A esto me refería con dándole a entender algo que no va a suceder.

—Lo siento, ya tengo un compromiso.

—Oh, entiendo —sonríe algo incómoda. Pero entonces anota algo en un papel y me lo da —Es mi número, por si cambias de planes.

—Te llamaré si así sucede —acepto el papel y lo guardo en mi bolsillo.

Me alejo de allí un poco desconcertado, ya que mi reacción a su avance es muy distinta a la que hubiese tenido unos meses atrás. Antes yo hubiese sido el primero en avanzar. Antes yo hubiese coqueteado con ella hasta obtener lo que quería.

Subo al tercer piso en dónde están todas las salas de archivos. Después de las tres ya no hay nadie por allí. Primero busco el archivo que Donald pidió, y después me muevo hacia el área de contabilidad. Busco las carpetas con las fechas de los últimos cinco meses. Tomo asiento en un escritorio vacío y comienzo a revisarlos. Al instante noto que la mayoría de los números están alterados. Donald, está evadiendo impuestos de una forma catastrófica. A medida que mis ojos van viendo aquello, la euforia aumenta. Todo es oro para mí. Si consigo las pruebas suficientes de que, además de ser un evasor, es un maldito delincuente vestido con traje, lograré hundirlo.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDOWhere stories live. Discover now