Capítulo 29

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Luego de aquel desastroso encuentro con Gwen, voy a mi casa y lo primero que hago es buscar, entre las cosas viejas, aquella bolsa de boxeo que usaba para entrenar cuando pertenecía al equipo de lucha de la escuela.

La cuelgo en mi habitación y allí le doy golpes hasta que mi cuerpo está cubierto de sudor y mis pulmones duelen, tratando de retener algo de aire.

Mi celular comienza a sonar, planeo ignorarlo, pero de reojo veo que es mi abuela. Me tiro sobre la cama y tomo el aparato.

—¿Abuela? —inquiero.

—Caden, querido —dice su tranquila voz —Espero no molestarte.

—No, abuela, no —le digo al instante —Lamento no haberte llamado como prometí.

Soy un idiota, he olvidado por completo a mi abuela, a mi tía y a mi prima. La realidad que esto de tener familia es extraño para mí. Siempre he estado solo.

—No pasa nada, querido. Sé que estás ocupado con la Universidad.

—Mañana iré a verlas —prometo de nuevo —Estoy libre y quiero comer comida casera.

Creo que si Carmen me escuchara decir esto, me golpearía con el cucharon que usa para cocinarme. Pero es mi abuela, debo hacerla sentir especial.

—Te prepararé algo especial, querido —dice contenta —Tu prima se pondrá muy feliz cuando le diga que vendrás.

—Mándales un beso a ella y a la tía.

—Se los mando, querido. Te quiero.

Me quedo en silencio unos segundos. Es increíble como dos palabras pueden tener el poder de afectarte.

—Yo también, abuela —murmuro.

Después de colgar, tomo una ducha y me preparo para asistir a una cita.

Sí, asistiré a esa cita, a pesar de que sé que hacerlo está mal. Pero le advertí a Gwendolyn que si no desistía, lo haríamos a mi manera. Y esta es mi manera.

No estoy seguro de que tan elegante hay que ir vestido a ese restaurante, así que opto por algo elegante pero que sigue siendo cómodo.

Salgo de allí y conduzco a través de Atlanta, con una calma que en realidad no siento. Me detengo frente al lugar y estaciono. Miro la hora en el estéreo del auto, ellos ya deben estar adentro.

Ingreso y un hombre me detiene diciendo que para ingresar, necesito tener reservación.

—Me están esperando —le digo con una sonrisa —La reservación está a nombre de Dean Jansen. Fíjese.

El hombre me mira con desconfianza y lee una hoja que tiene allí.

—La reservación fue hecha para dos personas —me informa y luego con un gesto serio me mira —Y ambas personas ya están aquí.

Al parecer el señor billete va a tener que intervenir en esta oportunidad. Saco uno de cien y lo deslizo a través de la tarima hacia él.

—Sólo tengo que hablar con la chica —le explico. Él mira el billete —Serán unos pocos minutos. Lo juro.

Espero que esto funcione, sino no sé cómo voy a poder arruinar esa maldita cita. El tipo toma el billete con discreción y se lo guarda. Mi cuerpo se relaja por ello.

—Puede pasar, señor —dice servicial.

Se lo agradezco y camino hacia el interior del lugar. Sin dudas es un restaurante conocido, ya que la gran mayoría de las mesas están ocupadas.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora