Capítulo 7

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Dejé a Gwen en la puerta de un lujoso edificio en el centro de la ciudad. Pude averiguar que el departamento en donde vive fue un regalo de sus padres cuando cumplió dieciocho y que vive allí desde entonces. Es obvio que sus padres son adinerados, pero me gusta que ella no sea como las típicas chicas ricas que alardean de ello.

Estoy en mi propio departamento, bueno en realidad no es mío. Pago un alquiler por vivir aquí. Donald no ha sido tan amable de comprar algo para mí, jamás lo aceptaría tampoco. Observo la tristeza que parece vivir a mi alrededor. El lugar es pequeño, con pocos muebles y sin decoración. A pesar de que llevo viviendo aquí tres años todavía parece que estoy en proceso de mudarme. Debería comprar un par de muebles para la sala de estar...

Sacudo la cabeza y me obligo a dejar de pensar tanto en Gwen. No sé qué me pasa, pero desde el momento que conocí a su madre todo se puso un poco... raro. Nunca conocí a la madre de una chica. Todo el trato que tengo con Gwen es realmente distinto a los tratos que he tenido con las mujeres a lo largo de mi vida. Quizás la mujer más cercana que he tenido después de mi madre ha sido Carmen, mi nana.

El teléfono comienza a sonar en el silencio del lugar. No me apresuro a contestar porque estoy seguro de que es Donald. La máquina contestadora se enciende y una voz comienza a hablar.

>Soy Donovan Hall, tengo toda la información que me pediste. Llama cuando escuches esto.

El mensaje se corta y el silencio vuelve a ser absoluto. De repente siento con perfecta claridad los latidos de mi corazón sonando en mis oídos. No estoy seguro si quiero saber en realidad, y en este momento maldigo haber contactado con un investigador privado para obtener información sobre Sharon Benett, mi madre.

Desde que ella se fue he querido saber un poco más de lo que sabía. He retrasado el momento de averiguarlo, hasta el mes pasado que me puse en contacto con Donovan y le dije lo que quería saber. No esperaba que estuviera tan rápido.

Tomo mi celular y marco el número de Donovan. Al tercer tono, él contesta.

—Puedo mandarte toda la información que encontré por mail.

—Está bien, envíalo —le digo porque es una buena forma de posponer leer lo que sea que haya encontrado —Sólo hay algo que quiero saber ahora. ¿Está viva?

—Está viva.

Corta la comunicación y las sensaciones son intensas en mi interior. Busco con algo de desesperación mi notebook y la enciendo. Mis nervios se alteran porque la maldita máquina tarda en encenderse. Mi pulso es acelerado y deseo abrir una botella de vodka y verter el líquido en mi garganta para calmar la ansiedad.

Ingreso en mi mail y el archivo de Donovan está allí. Tengo miedo de leer, de que allí diga que en realidad ella se fue porque quiso y no que Donald la obligó.

Mi madre tenía dieciocho cuando se casó con Donald, once años mayor, y me tuvo. Ahora que soy un adulto y pienso en ello es un tanto extraño... Ella tan joven y sin familia. No sé a dónde pudo haber ido si estaba sola en el mundo.

Mis ojos están fijos en la pantalla y no sé qué mierda hacer. Estoy a punto de abrir el archivo cuando el teléfono comienza a sonar. Dejo que el contestador suene y cuando él habla el odio me recorre.

>Será mejor que levantes el teléfono. Sé que estas en casa, muchacho...

Me obligo a levantarme y contestar.

—¿Qué necesitas? —pregunto de mala gana evitando por completo el saludo.

—Llego mañana. Te quiero en mi despacho después de la Universidad. El viernes en la noche tengo una reunión de beneficencia y debes asistir.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora