Capítulo 31

6.7K 439 44
                                    

A la mañana siguiente, me levanto a las seis de la mañana, a pesar de que me acosté casi a las tres. He llamado a mi abuela para disculparme, ya que no podré ir como se lo había prometido. Pero es que no he podido dormir por la absurda emoción que me ha invadido desde que acepté lo que me pasa con Gwen.

Me siento como un niño que ha descubierto la fórmula para hacer que sus padres hagan lo que él quiere. La única diferencia es que yo he descubierto la fórmula de la felicidad.

Deseo verla y soltar todas las palabras que pican en la punta de mi lengua. He estado practicado mentalmente, ya que nunca he hecho esto. Nunca me le he declarado a una chica, y debo admitir que estoy algo aterrado.

¿Qué pasa si ella dice que no?

¿Qué pasa si a pesar de mis sentimientos e intenciones, ella decide continuar con su vida tal como está ahora?

Eso no puede suceder. Haré lo que sea para que, Gwen, vea tan claro como yo las ventajas de estar juntos.

Repaso una y otra vez el plan que he realizado junto a Joey y Allie.

Hoy juegan Los Atlanta Hawks contra Los Miami Heat. Si bien no soy fanático de ninguno de los dos, prefiero a Los San Antonio Spurs, siempre he disfrutado de ver partidos de básquet en vivo. Y sé que Gwen es de los Hawks, así que ayer tuve esta maravillosa idea de llevarla conmigo y pasar unos momentos juntos.

Sí, es como tener una cita en la que la otra parte no ha dicho que sí. Pero no me importa. Estoy decido a seguir con esto hasta el final.

Comienzo a prepararme, dos horas antes de la hora acordada. El partido comienzo a las cuatro de la tarde. Me baño, y abro mi armario de par en par para buscar qué ponerme. Me estoy comportando como toda una mujer, pero de verdad tampoco me importa.

Me miro en el espejo y estoy contento con el resultado. A ella le gustan las camisas a cuadros y los pantalones Levi’s. Busco mi gorra de la suerte, que siempre uso en los partidos de los Spurs. Y antes de salir, saco las llaves de Betty de la cajonera. Mi mirada queda atrapada en el llavero de conejo que ella me dio aquella vez en la feria. Al instante mi corazón se llena de ese sentimiento que sólo ella me causa. La suerte me ha llegado, desde que ella apareció.

Tomo mi celular y salgo de mi casa, sintiéndome como el tipo más feliz del mundo. Le mando un mensaje a Joey de que todo ha comenzado, y me subo a Betty, sabiendo que todo estará bien.

Llego al estadio en dónde se llevará a cabo el partido. La gente ya está entrando y sé que tengo que ingresar solo.

El plan ha sido el siguiente. Le di una entrada a Allie, para que invitara a Gwen como cosa suya. Una vez que ellas estén adentro, Allie le indicará el asiento y la dejará sola y entonces ella me encontrará.

Encuentro mi lugar, en la fila cinco. Me gustan los buenos lugares, pero como compré las entradas a último momento, esto fue lo más cerca que conseguí.

Mis piernas no dejan de moverse mientras que el tiempo pasa. Espero que Gwen haya aceptado venir con Allie. El celular vibra en mi bolsillo y leo el mensaje de Joey.

J: Ya están adentro. Es tu oportunidad, hermano. Suerte.

Los nervios aumentan y de repente tengo palpitaciones. Maldita sea, esto es alucinante. Giro un poco la cabeza y la veo. Ella está mirando los números de las butacas y comparándolos con su entrada, cuando encuentra el que corresponde da una pequeña sonrisa y se acerca.

Pero entonces sus ojos me encuentran, su andar se detiene y me mira con verdadera sorpresa.

—¿Qué…? —mira hacia arriba y vuelve a mirarme —¿Qué es esto?

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDOWhere stories live. Discover now