EN LOS PASILLOS DEL INFIERNO III

69 12 6
                                    

a dar pequeñas lamidas, humedeciendo aún más su objetivo

No duró mucho tiempo degustando a su presa cuando se levantó para meter su mano en el pantalón de Crowley, cuando él gimió de placer al sentir que un ángel acariciaba sus sentibles tenstículos e intentaba introducir uno de sus robustos dedos en su trasero

-¡ángel!

-dime querido

-nkg, no lo hagas, por favor

-¡vamos querido! ambos sabemos que te fascina

-ángel

-¿sí?

-nkg, esta vez quiero ser yo el activo

-¿mmm..? entonces me tienes que convencer... -metiendo por completo su dedo y acariciando justo en el punto G de su esposo, pues tantos años juntos ya sabía en dónde encontrarlo

cuando por fin lo sintió, lo empezó a masturbar vigorosamente provocando que el pene de Crowley se exaltara moviéndose inconscientemente solo por el placer que le había provocado su pareja

-¿sigues convencido que esta vez serás tú el activo?

-¡AAAHHH! YA NO, ¡YA NO! ¡¡POR FAVOR CONTINÚA!! ¡¡¡AAAAAÁN-GEEEEEEEEEL!!!!

...


-¿Sr Patito?

-...

-¿Sr Patito?

-disculpe segñor, ¿ha visto a mi patito por aquí?

-no mi princesa, lo lamento mucho majestad

-¿y a mis papis?

-no estoy autorizado para dar esa información Mi Lady

-mm... ¿y a mi tita Beelz?

-ammm... acababa de pasar por aquí hace un momento

-¿tita?

-lamento no poder ayudarla señorita

-¡echpere, no se vaya!

Kristell se quedó solita en medio de un largo pasillo pues había pasado más de cuarenta minutos buscando a alguien que jugara con ella después de que Tchaikovsky la cuidara por dos largas horas hasta que por fin la pequeña se distrajo y él logró huir, después de todo, a una niña no se le puede decir que sus maestros de música provenían del mismísimo Infierno y que ahora ella estuviera en él

Kristell se quedó solita en medio de un largo pasillo pues había pasado más de cuarenta minutos buscando a alguien que jugara con ella después de que Tchaikovsky la cuidara por dos largas horas hasta que por fin la pequeña se distrajo y él logró h...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kristell caminaba y caminaba tanto que sus piesecillos le comenzaban a doler y su vestido a acalorar

-¿Sr Patito? no tenga miedo señor Pato, mi papi Crowley no está, le pometo que ya nadie va a intentar comérselo... ¿holaaa?... -preguntaba ya un poco preocupada, pues de tanto caminar sola, la noche había caído y los pasillos se tornaron oscuros

El Plan Inefable 🍎🌿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora