LA VOZ DE MAMÁ CROWLEY

117 20 16
                                    

-Mi niño bonito...

-¿mmm?

-Mi niño adorado

-¿mmm? ...ñam ñam ñamm

-mi dulce hijo, mi dulce bebito, despierta Idris ¿quieres jugar con mami?

Al parecer al pequeño de ojos grises le fascinaba que el recuerdo de su madre lo arrullara cuando dormía. Escuchar que una vez más su madre le decía cosas tiernas al oído para tranquilizarlo lo hacía reír entre sueños, aunque en esta ocasión la voz de su madre se escuchaba un tanto diferente

Idris se despertó lentamente. Abrió sus ojitos despacio y sus manitas por igual. Él buscaba a su mami Crowley a un lado de él, quizá en una silla con un cuento entre su regazo y un vaso de leche esperando por él a que despertara, pero en cambio, El Elegido estaba completamente solito en su habitación especial, sin nadie que le hiciera compañía ni mucho menos a sus padres cerquitas de él

-¡Mami! –esclamó el no nacido con un nudo en la garganta al pensar que iba a ser otro día más sin ella –te estaaaaño maamita ¿en dónde estás maaamiiii?

-ven Idris... ven conmigo a jugar

-¡¡MAMI CROWLEY!! ¡¡MAMITA!! ¿¡ERECH TÚ!? ¡¡YA VOY MAMITA, NO TE VAYAS SIN MÍ!!

Idris se levantó de golpe de su camita y sin si quiera acomodar las plumitas de sus alas, salió corriendo de dónde provenía la melodiosa voz de su madre

-¡¡NO VAYAS TAN DRÁPIDO MAMITA, NO ME VULEVAS A DEJAR!!

Idris corrió y corrió por los pasillos del Cielo. Todos los no nacidos estaban tan plácidamente dormidos en sus nubes que no escucharon los pies descalzos de su protector correr cerca de ellos

Idris corría tan rápido como sus piernitas regordetas podían mientras imaginaba en que podía por fin sentir la suave manita de su madre acariciar su esponjado cabello, o tocar su piel, el por fin sentirla realmente y no detrás de su pancita como hace cinco añitos

-ven a jugar hijo mío, tengo muchos juguetes aquí abajo

Idris corría y corría que su aliento se agitó de manera en que tuvo que parar un momento para que su corazoncito descansara un poco. Se agachó y jadeó un tanto, tocó sus rodillitas y miró de dónde provenía tan melodiosa voz

Notó una escalera un tanto peculiar y un intenso olor a... un olor semejante al de su abuelita Beelzebub cuando iba a visitar a sus padres cuando él aún estaba en mamá

-Idris... ¿quieres que te cuente un cuento hijo mío?

-no lo sé mami... -decía el pequeño mientras juntaba sus manitas y entrelazaba sus deditos nervioso por haber llegado a una zona del Cielo en donde jamás había estado antes

-te entibié un poco de leche con chocola...

-¿¡¡LECHE CON CHOCOLATE!!???

Idris no lo pensó dos veces cuando escuchó a su madre decir la palabra 'chocolate'

Corrió y bajó apresurado por las angostas escaleras. Sus pupilas se dilataban cada vez más y sus alitas de ángel se iban volviendo negras por las cenizas que había en las paredes, pues de su emoción las extendía para cuando viera a su madre poder abrazarla con todo su cariño y amor

-¿Idris?

-¿eeeehhh?

-¡¡IDRIS!!

-¿abuelita Dios?

-¡¡IDRIS, REGRESA AL CIELO AHORA MISMO!!

-¿eeehhh? –Idris escuchó la angelical voz de su abuelita de donde había comenzado a bajar. Detuvo un poco su caminar y lentamente volteó hacia arriba para asesorarse de cuánto era lo que había avanzado en la escalera -¿tita Dios? ¿tita Dios?

El Plan Inefable 🍎🌿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora