Capítulo especial: Matthew

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Me gusta tener todo bajo control. Me gusta el silencio, la tranquilidad y el orden. Y, pese a ello, personas como Eric y Nicole, que eran puro caos, se las habían ingeniado para tener un lugar importante en mi vida. Pero tenerlos juntos en la misma habitación era una combinación peligrosa. Ambos eran demasiado provocadores, aunque sin duda Nicole tenía la mecha más corta.

—¡Y tiene genio! Me gusta. ¿Así que esta es la chica por la que tuve que darte una paliza?

La tensión finalmente rebosó en mi cuerpo. Eric había encontrado el límite de mi paciencia al revelar demasiada información.

—Suficiente. Los dos —zanjé la conversación antes de que mi hermano siguiera poniéndome en evidencia—. Nicole, sal de aquí.

—Pero...

—Ahora.

La pelirroja no se privó de mirarme enfurruñada, dejando patente su irritación mientras obedecía la orden. Porque, pese a sus bravuconadas y sus malos modos, no podía negar su naturaleza sumisa.

En cuanto Nicole salió por la puerta, la sonrisa de mi hermano adoptó un tinte frío. Se cruzó de brazos, de vuelta en el sofá, con el mentón alzado y la acusación afilándose en sus ojos. Estaba innecesariamente preocupado, ya hacía mucho que no necesitaba que me protegiera.

No me malentiendas, yo valoraba mucho la opinión de Eric. Porque, pese a ser una buena persona, solía ser diametralmente opuesto a mí; eso me ayudaba a recordar que no había una única forma correcta de hacer las cosas. Me mantenía los pies en la tierra cuando mi posición me quería hacer creer que estaba de vuelta de todo, que solo mi voz contenía la verdad absoluta.

Pero eso no hacía más fácil escucharle cuando el acusado era yo. Era una posición a la que no estaba acostumbrado y no era en absoluto cómoda.

—Te la estás tirando —soltó con tono acusador.

Traté de volver al papeleo como medida disuasoria ante ese tema de conversación tan invasivo. No hablaría de la intimidad de Nicole ni con él ni con nadie, eso era entre ella y yo.

—No te hagas el loco —insistió—. ¿Creías que no me iba a dar cuenta? Estáis como... —Entrelazó los dedos tratando de explicar su percepción. Una percepción errónea—. Sois como dos perros que se hubieran meado mutuamente.

—¿No has encontrado una manera menos elegante de decirlo?

Algunos magos tenían unos talentos poco habituales. Una especialización poco común sería la forma más correcta y menos mística de decirlo. Eric podía captar las improntas que dejaban las personas tan fácilmente como una luz ultravioleta detectaría restos de sangre en una alfombra roja.

No era de extrañar que pudiera captar cierta impronta mutua entre Nicole y yo. Después de todo, habíamos sesionado la noche anterior, y oficialmente había sido nuestra primera sesión en serio; eso despertaba emociones muy intensas en cualquiera. Dudaba que pudiera captar algo en cualquier otro momento de lo contrario. Ya era mala suerte que hubiera decidido venir justo ese día.

—Huele a tu gel. ¿Se está quedando en tu casa? ¿Entre semana?

—Eric, estás cruzando ciertos límites que...

—Matt, no —me cortó—. Sabes que normalmente te dejo ir a tu aire, pero esto no. ¿Una vainilla? ¿En serio, Matty?

—No es vainilla, es sumisa. Sencillamente no tiene experiencia.

—¿Y desde cuándo a ti te gustan sin experiencia? Y... Vamos, Matty, esa chica no es tu tipo.

Ni siquiera iba a discutir algo tan infantil como eso. Las personas eran demasiado complejas como para reducirlas a categorías o "tipos".

Palabra de Bruja FarsanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora