Capítulo 19: El hermano

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Con cara de sorpresa, se giró hacia Matt.

—¿Te van las frikis?

El "insulto" hizo que se me encendieran las mejillas. ¿Cómo había sido tan estúpida de decir eso en voz alta? Y encima delante de un amigo de Matt. ¡Y del propio Matt! Maldita sea, si no estuviera tan cansada... Con el cuidado que yo ponía en disimular toda imperfección.

Bajé la vista al suelo, abochornada. Antes de atreverme a mirar por el rabillo del ojo al fiscal para ver si me miraba con desagrado por el lapsus. Seguía tenso y evitaba mirarme. ¿Le había avergonzado?

—Oh... Ya veo... —dijo el otro con una sonrisa de lobo, evaluándome apreciativamente con una mirada nada inocente—. Qué adorable.

El rubor se intensificó pasando del suave rosado al vistoso magenta. Fruncí el ceño, molesta, sintiendo que se estaba burlando de mí. Ya no me caía simpático.

—Oye, capullo, a lo mejor es que con tanto músculo no te llega suficiente riego al cerebro, pero ser lo que mierda seas de Matthew no te da derecho a hablarme así.

Alzó las cejas recuperando su sonrisa amigable. Lejos de molestarse, pareció gratamente sorprendido.

—¡Y tiene genio! Me gusta. ¿Así que esta es la chica por la que tuve que darte una paliza?

¿Qué?

—Suficiente. Los dos —habló por fin Matt—. Nicole, sal de aquí.

—Pero...

—Ahora.

Con un mohín de enfado, dejé los papeles que había ido a llevarle en su mesa y salí del despacho. Todos los tíos se comportan como capullos cuando sus colegas están cerca. Al parecer, Matt no era una excepción.

* * * *

Pasé la siguiente media hora lamentándome en mi escritorio, sin poder concentrarme en lo que hacía.

Al final, me había acostumbrado a que algunos días me vieran con gafas. Ya no me parecía tan terrible, incluso pensarlo me parecía infantil. Pero en ese momento, junto a aquel hombre tan atractivo y cuya opinión quizás pesaba demasiado para Matt, me sentí poca cosa con mis estúpidas gafas de empollona. Si lo hubiera sabido, habría pasado por casa antes de ir a trabajar para aparecer como una maldita diosa y que no se atreviera a poner en duda si me merecía estar con su "hermano".

Y encima había soltado ese comentario tan friki... Seguro que se estaban riendo de mí ahí dentro. Tal vez aún estaba a tiempo de fingir que sabía ese dato por las películas y no porque me hubiera leído los cómics. Dejaría caer en alguna conversación de forma "casual" que fui a acompañar a alguien a verlas y a mí ni siquiera me gustaron. Eso sería más femenino, lo adecuado para mí. Lo que le gustaría a Matt.

Si un tío se avergüenza de ti con sus amigos... mala señal. Esas relaciones no suelen durar demasiado. Y no quería que Matt se avergonzara de mí. Después de todo, ya perdía muchos puntos por no ser una bruja. No podía permitirme más fallos.

Al fin y al cabo, así había sido siempre con Henry. Así que al menos ya tenía experiencia en fingir ser mejor de lo que era. Quizás por eso había logrado llegar mucho más lejos con Matt de lo que jamás había logrado con Henry. Años de práctica. Matt había conocido directamente la versión más trabajada de mí, a diferencia de Henry que había visto mi faceta más friki y obviamente no le había gustado.

De hecho, ¿no podían considerarse las reglas de Matt una forma de cambiarme en la dirección que él quería? Los hechos hablaban por sí mismos: a nadie le interesaba la auténtica Nicole. La vida es la misma historia una y otra vez... Nunca bastaría con ser yo misma, tenía que ser alguien mejor.

Palabra de Bruja FarsanteWhere stories live. Discover now