—Mmm, comida— Tavros estaba a punto de agarrar un bocado.

—Alto— Drinian detiene al minotauro.

—¡Ah!— escucho el susurro asustado de Edmund, giro sin mucha importancia y termino saltando hacia atrás al igual que el morocho.

Eran hombres, parecían congelados. Su cabello y barbas blancas que llegaban cerca del suelo estaban envueltos por telarañas y suciedad. Instantáneamente todos les apuntaron con sus espadas y yo con el arco.

Me acerqué con cuidado a uno de los hombres y lo examiné. No eran hombres comunes, todos ellos eran lords. Bajé mi arco y apunte con la flecha hacia la mano del primero que se me vino a la cabeza.

—Lord Mavramorn— Caspian me miró y asintió con la cabeza dándome la razón.

—Lord Revilian y lord Argoz— Lucy descubre su cabello de la cara, sus ojos estaban fijos en un punto. Realmente no parecían muertos. Caspian se acerca al hombre y arruga la frente.

—Está respirando.

—Igual ellos— los tres respiraban, sus pechos subían y bajaban al compás, en completa tranquilidad —Alguien los embrujó.

Miro el banquete, no tiene lógica —¡Es la comida— les advierto a los demás.

—Hey, el cuchillo de piedra— miro el artefacto, Ed tiene razón —Esta es la mesa de Aslan.

—Sus espadas— Caspian saca una, Edmund la otra y finalmente yo saco la última. Comenzamos a poner las espadas en la mesa, se forma un asterisco con seis filosas espadas.

—Son seis— que inteligente, Ed.

—Aún nos falta una.

Las espadas comenzaron a iluminarse de un brillante azul.

—Miren eso— y ahora la estrella azul se dirigía hacia nosotros y su espacio esférico parecía ir creciendo cada vez más.

Todos miramos asombrados como aquella gran esfera de energía se iba convirtiendo poco a poco en una de las mujeres más hermosas que había visto. Su piel blanca relucía y eso solamente la hacía ver más angelical de lo que ya es.

—Viajeros de Narnia, bienvenidos— los hombres se inclinaron —De pie. ¿No tienen hambre?

—¿Quién eres?— me sentí extraña cuando el tono de voz de mi novio tambaleó ¿Oh enserio, Edmund? Lo miré de reojo, no voy a caer en celos tóxicos. Los cuales he sufrido sólo algunas veces desde que llegamos a Inglaterra.

—Soy Lilliandil, hija de Ramandu. Yo los voy a guiar.

Si Edmund estaba sorprendido de ver una chica así aquí, no me puedo imaginar a Caspian, no me sorprendería si todos viéramos una ligera erección ahí donde todas sabemos.

—¿Eres una estrella?— le pregunta embobado mi hermano.

Ella asiente con dulzura.

—De verdad eres muy bella.

La expresión de la chica cambia radicalmente a una más preocupada —Si es una distracción para ustedes usaré otra forma.

—¡No!— contestan los dos al mismo tiempo. Okay, ahora si estoy un poco celosa. Miro con cara de ¿Enserio? A Edmund pero él ni si quiera lo nota. Después de esto voy a golpearlo muy fuerte. Caspian mira irritado a Edmund y Lucy y yo rodamos los ojos.

—Por favor— nos mira a todos, ¿Cómo es que alguien puede verse tan llena de bondad? —La comida es para ustedes. Hay suficiente para todos los invitados a la mesa de Aslan. Siempre.

NARNIA «Edmund Pevensie»Where stories live. Discover now