Cap. 2

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"ESTÚPIDO MIEDO, ESTÚPIDO ÉL"

Estoy segura de que me veía tan imponente como me sentía emocionalmente. Los vi a los cuatro, todos habían crecido, las facciones de Peter se veían más grandes, al igual que las de Susan. Lucy se veía tan adorable como siempre, pero se notaba su crecimiento y Edmund.

No podía ni si quiera pronunciar su nombre sin que el alma entera me retumbara. También había crecido bastante, ya no era el niño pequeño que vi por primera vez, pero tampoco el hombre adulto que vi por última vez.

Mi casi impecable vestido blaco me portaba confianza, valentía y belleza. A pesar de ser, sólo un pedazo de tela bien fabricado.

La serenidad y calma de mis facciones realmente me austaba. Me atrevo a decir, que desde hace muchos años no me veía tan despreocupada, pero ¡por Dios! estaba explotando gracias a un millón de emociones.

El enano hizo una reverencia a lo cual solo lo miré -Majestad.

-Bienvenidos, reyes y reinas de Narnia- dije calmada. Como si verlos no me hubiera afectado en lo más mínimo, aunque esto por supuesto, había puesto mi patética vida de cabeza.

Susan, Peter y Lucy me veían con una enorme sonrisa, se les notaba a kilómetros lo felices que estaban por verme. Y luego estaba él... sus ojos estaban cristalizados mientras me veía hipnotizado.

Vi como Lucy se iba a acercar a mí, involuntariamente di un paso atrás. La niña cambió su sonrisa a una de tristeza y confusión. Mi corazón palpitó más rápido y reprimí las ganas de quebrarme ahí mismo.

-Hemos estado esperando su llegada- les dije lento y con el semblante rígido -Me temo que no hay tiempo que perder.

(...)

Las aguas cristalinas se veían preciosas, el lugar era precioso. Hemos estado en un pequeño bote desde hace un rato.

Todos estábamos en silencio, al menos yo no tenía deseos de hablar

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Todos estábamos en silencio, al menos yo no tenía deseos de hablar.

Me alejé lo más posible de los Pevensie, no quería ver a ninguno a la cara. Pues no tengo idea de que decir o hacer, ¿Debí correr a los brazos de los hermanos en cuánto los vi? No, no creo que eso haya sido lo apropiado.

-Que quietos están- dijo la menor refiriéndose a los árboles.

-Son árboles ¿Qué esperabas?- le contesta cortante el enano .

-Solían danzar.

-Poco después de que se fueron los telmarinos nos invadieron. Los sobrevivientes se ocultaron en el bosque. Y los árboles ellos... se sumieron en un sueño profundo del que no han vuelto a despertar.

-No lo entiendo. ¿Aslan dejó que esto pasara?

-¿Aslan? Nos abandonó al mismo tiempo que ustedes- todos lo miramos, era cierto, jamás volví a ver a Aslan, aunque me ayudó eso lo sé. No entiendo cuáles fueron sus motivos ni porque me dejó aquí adentro.

NARNIA «Edmund Pevensie»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora