Cap. 7

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"MI MALDITO TÍO"

Ningún mal te permite regresar y que todo vuelva a la normalidad. Ningún trauma cura aquellas detestables heridas. Y por nada del mundo, una persona odiada se vuelve querida.

Las pisadas fuertes y precisas indicar su caminar, lo reconocía muy bien, pues cuando peleábamos juntos tenía que darme cuenta de todos sus movimientos. Esperé un segundo más y con sumo cuidado saco una daga del cubre armas que estaba en mi vestido.

Me inclino con fuerza y pongo el arma en el cuello de mi prisionero, haciendo que su cuerpo choque que con la dura pared de roca. Su respiración es agitada y está asustado.

Así que con lentitud bajo la capucha de mi hermosa capa y descubro mi rostro. El chico me mira sonriente, le regreso el gesto.

El chico que tenía como rehén me mira con dulzura y preocupación —Wow preciosa, había olvidado lo prescindible que eres— me dice burlón.

—Sí bueno, no todos los días se regresa a este horrible lugar.

Bajo el arma de su cuello y lo miró detenidamente. Stefan era guapo, tan guapo que las doncellas morían por él. Inteligente, caballeroso, hábil, astuto, mortal y amigable, eso y más era mí querido amigo Stefan. Sin mencionar que fuimos pareja por un corto tiempo.

Las antorchas iluminaban el largo pasillo del castillo Telmarino.

—Carajo Eudora, me tenías realmente preocupado— me dice acercándose con lentitud —A donde rayos te metiste.

—Hay mucho que debo contarte.

El chico asintió, se acercó y acarició con dulzura mi mentón. Giré mi rostro incómoda, era obvio lo que seguía sintiendo por mí, pero era más obvio que no podía corresponderle. Carraspeo la garganta incómoda.

—La verdad es que necesito tu ayuda— el chico me miró con las cejas alzadas —Es hora.

Stefan finalmente sonríe, pues sabía a qué me refiero. No era mentira cuando dije que él odia la forma en la que los telmarinos se ganaron su lugar y aunque sea su gente, lo que el chico más atesora es su moral e ideales. Le sonreí y comencé a caminar.

—No hasta que me digas realmente quien eres.

Mi cuerpo entero se tensó, sabía que tenía que decirle, sabía qué el día de revelar quién soy realmente llegaría. No estaba preparada. Caspian pudo perdonarme, pero a diferencia de él, Stefan valora totalmente la honestidad y confianza. Honestamente tenía miedo de que no me perdonara y dejara de apoyarme.

—A qué te refieres— pregunté tratando de no sonar nerviosa. Mi corazón latía demasiado deprisa.

—Vamos guapa— el chico se acercó a mí —De la nada aparece una hermosa chica que le salva la vida al rey, una chica que dice ser telamarina pero que los odia ferozmente. Qué después desaparece cuando llega la noticia de de los grandes reyes que antes habitaban estas tierras.

Lo miré suplicante, sé que él tiene la capacidad para liquidar todo lo que no cree honorable. Yo soy una mentirosa, traicionera y mala amiga. Que destino tendría según él.

—Stefan...

—Sé quién eres, tardé en reunir las piezas pero... finalmente sé quién eres.

Tragué duro y reuní valor para hablar —Es cierto. Te he mentido, les he mentido a todos. yo soy...

—Thalia. La abnegada— el brillo en sus azulados ojos y la resplandeciente sonrisa me confundió. Fruncí el entre cejo.

—¿No estás...?

NARNIA «Edmund Pevensie»Where stories live. Discover now