El príncipe Caspian - Cap. 1

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"Irradiaba fuerza, valentía y coraje"

Mis pies descalzos danzaban en el frío piso del castillo. Reí al imaginar la cara del joven príncipe al hacerle la broma. Mis cortas piernas andaban con mucho cuidado de aquí para allá, mientras cruzaba un largo pasillo con varias habitaciones, aunque ninguna con mi destino.

El frío viento ondeaba mi cabello y revoloteaba mi precioso vestido hecho de telas muy ligeras. La frescura del ambiente era muy agradable y la sensación me provocaba tranquilidad.

Me detuve en la gran puerta de madera y la abrí tratando de hacer el menor ruido posible. Todo estaba tan callado, tan silencioso y en paz.

Caminé hasta la cama del joven, pero mi visión cambió el panorama completamente. El lugar donde debería estar durmiendo estaba completamente destruido, miré a todos lados asustada. Las flechas incrustadas en la gran cama y el edredón volando, espolvoreándose con el viento.

Alguien quiso matar a mi hermano, alguien entró en sus aposentos con la intención de que fuera su último día de vida. Sobrevivió. De eso puedo estar segura, pero la inquietud viene al pensar que tal vez está herido.

Mi corazón latía al mil, debido al miedo. Sentía como si me estuviera quemando por dentro. Sabía que esto era obra de un traidor, lo que significaba que también vendrían por mí.

Llegué a mi alcoba y cerré la puerta con el enorme metal que servía como seguro. Debía salir de este castillo lo antes posible si quiero seguir viva.

Me puse uno de los tantos hermosos vestidos que tenía y una tiara alrededor de mi peinado cabello. Tomé una elegante capa y mis zapatillas. Me acerqué al armario.

Los secretos pueden ocultarse aún en los lugares más recónditos. Jalé de la palanca y un hueco se abrió, dejando ver majestuoso arco que había dejado de usar hace mucho tiempo, las puntas color amarillo brillante estaban cubiertas por una fina capa de polvo. Me tomé unos segundos, tratando de compadecerme a mí misma por todos los recuerdos que instantáneamente llegan.

Cubro mi cara con la capucha de la capa y con valentía salgo de la habitación. Mis pasos son apresurados pero no tanto como para llamar la atención de los soldados que hacen guardia en las noches.

Llegué en cuestión de minutos a la caballería. Todo el tiempo que llevaba de caminata me aseguré de que nadie me siguiera y hasta ahora había tenido suerte.

Me acerqué a mi precioso caballo, un increíble animal con pelaje completamente negro. Puse su silla y me subí con un ágil movimiento.

Galopee hasta la gran puerta del castillo y estaba cerrada, bajé mi capucha y miré molesta a los soldados quienes me vieron y cambiaron su expresión totalmente.

-Soy la princesa Eudora- les dije autoritaria -Abran la puerta.

-Si mi lady- el soldado hizo lo que le pedí. Seguramente estos hombres no tienen idea de lo que pasó con el príncipe, pues no tuvieron problemas para seguir mis órdenes.

La puerta se abrió lo suficiente y no esperé más, escuché gritos atrás de soldados de que cerraran la puerta y no me dejaran escapar. Pero era muy tarde. Ya había cruzado el puente con mi hermoso caballo.

Me detuve en el pueblo buscando al chico -¡Un hijo! ¡Un hijo! ¡Esta noche, Lady Prunaprismia le ha dado un hijo a lord Miraz!- gritó un hombre.

El peso de la verdad calló en mis hombros como un balde de agua helada. Miraz quería matar a Caspian, pues ya tenía a su primogénito que le regalaría el trono. Los únicos que estorbábamos en su descabellado plan éramos Caspian y yo.

NARNIA «Edmund Pevensie»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora