Cap. 12

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"MI REY SUPREMO"

Mis flechas atravesaban a cada telmarino que se me cruzaba. Muertos o malheridos era el precio que tenían que pagar, por cruzarse con la chica que ha esperado este momento desde hace un poco más de cien años.

Eran demasiados y al darse cuenta de esta terrible desventaja, Peter da la orden y los grifos que traían cargando enanos arqueros salieron al ataque.

Pero las flechas de los telmarinos les impidieron iniciar si quiera su batalla. Los grifos iban cayendo sin si quiera hacer daño al ejército contrincante.

—¡Pronto regresen!— gritó Peter.

Trataba de ayudar a los narnianos que tenían problemas y les daba la orden de regresar. Pues estaba de acuerdo en que necesitábamos agrupar nuevamente a las tropas.

Las grandes rocas comenzaron a caer en las paredes de nuestra edificación, haciendo retumbar todo a su paso.

—¡Thalia!— pero el grito de Caspian no me hizo despertar mis sentidos rápidamente. Un telmarino con su ballesta, logró derribar a mi caballo. Rodé y caí fuertemente golpeando mi delgado y desprotegido cuerpecillo. Mi arco había caído lejos.

El telmarino que logró derribarme trató de matarme con su espada, pero me levanté y después de recibir unos cuantos golpes y sentir que el labio me ardía, recobré mi fuerza y con un grito de poder terminé con mi contrincante.

Me acerco corriendo a mi arma y la tomo, antes de que el telmarino que estaba viniendo hacia mí me fuera a lastimar, suelto una flecha.

Los telmarinos lograron cerrar la gran entrada y dejándonos acorralados sin escapatoria o plan C.

Susan estaba por caer pero Trumpkin la detuvo con la mano. Con agilidad la mayor de los Pevensie se puso segura unas rocas abajo.

Llegué al lado de mi mejor amigo y mi hermano. Esperando su orden.

No es el tamaño del perro en la lucha, es el tamaño de la lucha en el perro

Me paro frente al ejército y mis dos grandes líderes. Esperando que nuestras ganas de victoria no dejen rendir a los narnianos. A los valientes guerreros que una vez más quieren sentir aquella libertad que por años se les ha reprimido.

Edmund, Susan, Peter, Caspian y yo. Los grandes reyes, unidos una vez más. Para sacrificarse por su pueblo.

Peter comienza a correr y todos detrás de él lo seguimos.

Lanzaba flechas a todos los hombres mientras gritaba con fuerza e ira.

Peleaba cuerpo a cuerpo mientras en menos de cinco minutos ya doblaba la vencida de mis enemigos. Todos éramos muy buenos. Peter vencía a cualquiera que se le cruzaba en frente, al igual que Caspian. La puntería de Susan era impecable y Edmund...

Cuando esta idea cruza mi mente, inmediatamente me giro para saber dónde está. A unos metros de mí, el increíble espadachín que es mi novio, pelea heroicamente. Suelto una flecha para ayudar con su pelea, aunque sé bien que no lo necesita.

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NARNIA «Edmund Pevensie»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora