Cap. 6

17.4K 1.1K 587
                                    


Los rayos del deslumbrador sol, me dan justo en la cara. Tengo que entrecerrar un poco los ojos para que el sol no me ciegue completamente. Me dejo caer en el piso de madera y suspiro. No hay tierra todavía.

Esta mañana me había ofrecido para ayudar a vigilar en la cofa del barco. Así que ahora me encuentro con un gastado telescopio a la espera de tierra. No fue difícil llegar aquí arriba, pero no tengo idea de cómo lo haré para bajar sin que me dé un infarto.

Me gusta este lugar, todos están ocupados haciendo algo y yo intento hacer lo mismo. En un par de minutos mi guardia concluye y ya habré terminado de hacer el trabajo como todos aquí. Todos somos iguales, sin excepción.

Trato de relajarme con el sonido de las olas chocando y el viento en mi cara. Pero la verdad es que tengo muchas cosas en la cabeza.

Saco mi daga del cinturón y apunto hacia la persona que ha llegado. Sé que ninguno es enemigo en este barco y no quieren dañarme, de hecho fue estúpido lo que acabo de hacer. Pero no es tan fácil dejar este tipo de reflejos después de décadas haciéndolo.

—Soy sólo yo, perdón por asustarte Dory.

Suspiro al escuchar ese apodo y guardo el arma. Miro de reojo como Caspian se acomoda a mi lado y mira hacia el mar como yo lo hacía.

—¿Se te ocurre alguna idea de por qué lo hizo?— no necesito decir más, mi hermano sabe de lo que hablo. Se encoje de hombros pero no me mira.

—Tengo varias teorías, pero ninguna me suena lógica.

Suspiramos al mismo tiempo. Así es, estos días sólo me la he pasado en suspiro tras suspiro.

—Tu padre fue una sombrosa persona. Lo siento Caspian, de verdad lo extraño.

—Nuestro padre— corrige —Y sí, fue una persona extraordinaria y yo también lo extraño.

Nos quedamos sin decir nada unos cuantos minutos. Aprovecho la cercanía para recargarme en su hombro, Caspian no se queja.

—Ustedes me salvaron la vida— le susurro a Caspian —No estaría aquí sin ustedes. Por alguna razón tu padre me ayudó, acogió a una extraña en lugar de matarla.

—Thal...— me interrumpe.

—No sé porque lo hizo, debió ver algo en mí que ni si quiera yo veía. O yo que sé— aguardo un momento antes de hablar, respiro profundo —Pero tú, Caspian me diste una razón para seguir. Me hiciste sentir amada cuando más sola estaba. Y eso... jamás podré pagártelo. A ambos.

Caspian me mira y veo sus ojos deslumbrar. Creo que mis palabras nunca habían sonado tan honestas. Tan reales. Tan cargadas de pureza y gratitud, que hasta a mí misma me llegan a sorprender.

—Cuando padre se fue, estuviste ahí para mí. Aguantaste mis peores actitudes y mandaste al demonio todas las veces que te grité. No te fuiste— ríe levemente —No. Tú te quedaste y eso... jamás podré pagártelo.

Sonrío sin mostrar los dientes, ya habíamos hablado desde que llegué y fueron muchas veces, pero no así. Como lo hacemos antes de que se acerque algo grande. Ambos sabemos que necesitamos decirnos un montón de cosas, pero que al mismo tiempo, no hay por qué hacerlo, los dos nos tenemos un cariño que muchos no pueden llegar a tener.

—Él está bien.

Sé de quién habla —Lo sé. De haber sido lo contrario me lo habrías dicho apenas llegué.

—Es capitán en uno de mis mejores escuadrones— espera un segundo y me mira antes de seguir —Ahora tiene una adorable hijita de dos años y una buena esposa. Se ve feliz.

NARNIA «Edmund Pevensie»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora