Cap. 9

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—Supongo que no supo que le esperaba— Dice la pequeña refiriéndose nuevamente al hombre convertido en oro.

—Tal vez— Edmund dejó su espada a un lado y acercó más, fruncí las cejas —O tal vez se dio cuenta de algo.

—Ed, ¿De qué hablas?— le pregunto. Ya deberíamos estar saliendo de aquí, en cambio, Edmund parece un poco más estrafalario de lo normal.

Tomó un caracol, lo puso en el agua y dejó que se convirtiera en oro. Tomó la pieza ahora muy costosa y la miró como si fuera lo mejor que le haya pasado en la vida. Miré sus enormes ojos y el materialismo que había en ellos.

—¿Por qué haces esa cara?— le pregunta Lucy igual de confundida que los demás.

—Quién tuviera acceso a este manantial, sería la persona más poderosa del mundo— Okay, esto ya fue demasiado ¿Era acaso una mala broma? Pero no le respondimos —Lu, Thal— nos miró deseado de poder —Seríamos ricos. Ya nadie nos diría que hacer, o con quien vivir.

—Las cosas de Narnia no salen de Narnia, Edmund— le dijo mi hermano con dureza.

—¿Quién lo dice?— le responde desinteresado Ed.

—Yo lo digo— sentencia Caspian. Oh no. Edmund lo miró molesto y levantó su espada, lo conozco tan bien, que estaba segura de que ahora o empezaría a retarlo para pelear.

—No soy tu súbdito.

—Esperabas este momento, querías retarme ¡Dudas de mi liderazgo!— ¿Qué demonios les pasa a los dos? Edmund no se comporta nunca como un demente y Caspian no busca una excusa para pelear con nadie.

—¡Tu dudas de ti mismo!

—Eres un niño.

—Y tú un cobarde nada más.

—Edmund — Lucy trata de meterse pero Edmund se suelta con salvajismo.

—¡Ya me cansé de siempre ser el segundo! primero fue Peter y ahora eres tú. Sabes que soy más valiente que los dos, ¿Por qué tú tienes la espada de Peter? ¡Yo merezco un reino propio, yo tendría que ser el rey!

—Si te crees tan valiente, ¡Pruébalo!— Caspian empujó al chico.

—¡Ya! — Y como soy demasiado estúpida decidí meterme en el peor momento, ambos chocaron sus espadas sin interesarse de que YO ESTABA AHÍ. Asustada di un paso hacia tras con rapidez, caí al piso golpeándome las costillas ¿Cómo pudieron no interesarse en que me hice daño? Lucy me vio con cara horrorizada y se puso en medio de la pelea de espadachines.

—¡No, ya basta! ¡Paren los dos! Sólo mírense ¿No entienden lo que está pasando? Esta cueva los está embrujando, los está tentando. Y esto es justo lo que Coriakin nos quiso advertir. Es mejor que salgamos de aquí.

La primera en irse fue Lucy, me levanté aguantando el punzante dolor en el lado izquierdo —Thal— Caspian me dio la mano para ayudarme a levantar, claro que no la acepté. Miré furiosa a ambos chicos porque, sé que no es su culpa, pero al parecer a los hombres les encanta actuar como idiotas. Miré sus caras, se notan asustados.

Ni si quiera se dieron cuenta de que me caí, estaban muy ocupados en su pelea.

—¿Cariño, estás bien?— últimamente escucho eso muy a menudo. Ni si quiera le regreso la mirada a Edmund, salgo fastidiada y adolorida de la cueva.

Llegamos al bote en silencio, nadie tenía ganas de hablar estaba claro. Miramos a los hombres, ya estaban subiendo las cosas a bordo.

—¿Qué había de comer?— pregunta Caspian al padre de Gael. Miro la comida y hago una mueca, eso no se ve nada comestible.

NARNIA «Edmund Pevensie»Where stories live. Discover now