Las cosas que antes pudieron haberme hecho daño ahora me hacen fuerte.
Irradiaba fuerza, valentía y coraje.
Soy yo, Thalia. Y he vuelto.
Libro 1: terminado.
Libro 2: terminado.
Libro 3: terminado.
Nadie se había atrevido a decir nada. De hecho nadie quería hacerlo. Todos habíamos sufrido una gran derrota, amigos, familiares, compinches. El punto es que... la pérdida se sentía cada vez que respirábamos.
El cuerno sonó indicando que ya estábamos de regreso. Andaba en el café caballo por la estúpida fractura segura de mi pie izquierdo, que ya no dolía como antes. Pero mi amigo enano recomendó que fuera mejor así, para evitar que empeorara.
Lucy y los demás narnanianos salieron a recibirnos, esperando las buenas noticias que obviamente son ilusiones.
—¿Qué pasó?— escuché a Lucy triste.
—Que te diga Caspian— le responde su hermano furioso.
—Peter— le reclama la mayor cansada de que nos culpara a todos.
—¿Caspian?— pregunta el nombrado —Tú no aceptaste cancelar y aún había tiempo.
Mi hermano y el rey ya se habían detenido y se miraban furiosos, dispuestos a causar una pelea que ahora no necesitamos. Bajo del caballo pero deteniéndome de él.
—No, y todo fue gracias a ti. Si hubieras acatado el plan los soldados aún estarían vivos.
—¡Y si tu hubieras quedado como yo sugerí, lo estarían seguramente!
—¡Tú nos trajiste! ¿Lo olvidas?
—Fue mi primer error.
—No. Tú primer error fue creer que tú eras un líder para ellos.
—¡Hey!— le grita furioso Caspian haciendo que Peter se regrese, más enfadado que antes. Bien hecho hermano —Yo no fui el traidor que abandonó Narnia.
—¡Utedes invadieron Narnia!— lo apunta el magnífico exasperado —¡Eres un usurpador igual que Miraz!
Caspian lo empuja y camina tratando de ignorar las hirientes palabras de Peter. Pero es inevitable, Peter logra que Caspian se enoje como pocas veces lo hace.
—¡Tú, él, tu padre!— Caspian se detiene al escuchar que metió en la pelea a su difunto padre —¡Narnia está mejor sin todos ustedes!
Caspian y Peter chocan su espada dando inicio a una batalla. La cual es interrumpida por el grito molesto de Edmund.
—¡Ya basta!
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Aurelius baja a Trumpkin que estaba mal herido. Me acerco lo más rápido que puedo, cojeando con una pierna, Edmund lo nota y me mira muy preocupado. Adorable.
Lucy se acerca al enano y le da una gota de su poción. Veo como mi hermano se va y atrás de él Nikabrik.
El enano respira y después lo hago yo. Aquel amigo me ha ayudado muchas veces, he compartido muchas aventuras con él y me alegra demasiado que esté de vuelta.
