Cap. 4

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"PROFECÍA"


Bajamos una colina demasiado inclinada, reí cuando Peter se cayó. Pero dejé de hacerlo cuando fui la burla de los hermanos Pevensie al resbalar.

Como gesto inesperado, Edmund me ofreció su mano de mala gana —Vamos— parecía como si tuviera prisa por llegar a algún lugar.

Lo miré, ¿Por qué rayos me ofrece su mano como todo un caballero, pero me mira como todo un imbécil? Ay, hombres.

—... Y además ahí tiene comida rica y tiene libros...— decía Lucy, pero se detuvo al ver la puerta de una casa abierta. ¿Y ahora qué?

—¿Lu?

La niña corrió a la casa a pesar de que Peter la llamó, ella suele hacer esto muy seguido. La casa era un completo desastre y por la descripción que Lucy nos dio del sr. Tummus... esto no está bien.

Miré a Edmund cuando pisó por accidente un retrato enmarcado. La cara de preocupación del chico era evidente, su ceño arrugado le daba una has de inocencia. Algo que de verdad me dejó hipnotizada.

—"El fauno Tumnus está bajo arresto por la alta traición contra su majestad imperial, Jadis, reina de Narnia. Por ayudar a sus enemigos y fraternizar con humanos. Firma Maugrim, Capitán de la policía secreta. Larga vida a la reina"— leyó Peter.

—Yo creo que nos tenemos que ir— dijo Susan.

—¿Pero y el señor Tumnus?— preguntó triste Lu.

—Si lo arrestaron por ser amigo de un humano, no creo que podamos ayudarlo.

—Susan tiene razón Lu, es peligroso— hablé.

—¿No lo entienden verdad? Están hablando de mí. Él me ayudó y la reina lo descubrió.

—Debemos decirle a la policía— rodé los ojos.

—Ellos son la policía.

—Genio— Pet me miró mal.

—Tranquila Lu, vamos a salvarlo— le promete Peter de forma generosa.

—¿Por qué?— miré a Peter exasperada —Digo, es un criminal.

—Sí y tú un gran tonto— no pudimos seguir con la discusión porque el sonido de una estúpida ave nos detuvo.

—¿Ese pájaro nos dijo psss a nosotros?

Salimos atrás de Peter pero el ave se marchó, un ruido llamó mi atención y la de todos. Después el sonido fue más evidente y ruidoso. Sin pensar un segundo, me acerqué a Edmund -quien estaba más cerca de mí- y me puse atrás de él, tomándolo del brazo.

A manera de protección, Edmund tomó mi mano y le dio un apretón. Mi corazón se aceleró cuando el ruido se escuchó más cerca de nosotros.

Pero en vez de salir un monstruo feroz, de dejó ver un gordo y peludo castor.

—Es... un castor ¿verdad?

Peter elevó su mano llamando a la criatura —Por aquí ven, ven amigo tss tss tss, ven amigo— Peter le extendió su mano.

—No te la voy a oler si es lo que quieres.

Mis ojos se abrieron enormemente y apreté le brazo de Edmund, no por miedo más bien por asombro. Después me relajé. Es súper normal encontrarte con un castor parlanchín en un armario que en realidad es otro mundo.

¿No? Súper casual.

—Lo siento.

—¿Lucy Pevensie?— ella deja de reír y acepta.

NARNIA «Edmund Pevensie»Where stories live. Discover now