Cap. 9

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Vi como el grifo le da información a Peter, quien, lleno de valentía está a la cabeza junto con el centauro más leal que conozco.

Las trompetas del enemigo sonaron peligrosamente. Después vi al minotauro encargado de las tropas, parado en una gigante roca indicándoles a sus soldados que ya era la hora. Que ya había comenzado.

El ejército de la bruja superaba al nuestro por centenas de cabezas, pero tenemos oportunidad. El bien siempre gana. Y esta gente que está cansado de los caprichosos ideales inhumanos de la bruja, no se dejarán vencer tan fácil.

Los gritos de guerra ya habían comenzado y no eran nuestro. No hasta que Peter volteó y nos miró. Edmund y yo le asentimos con la cabeza en forma de apoyo.

Peter alzó su espada.

Ahora los sonido ya eran una mezcla combinada, nuestras tropas gritaban con furia y pasión, lo cual me tiene alegrada

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Ahora los sonido ya eran una mezcla combinada, nuestras tropas gritaban con furia y pasión, lo cual me tiene alegrada. Ni si quiera la ventaja de ejército doblegaba a nuestros aliados.

Las tropas de la bruja blanca ya corrían hacia nuestra frontera. Pero Peter es más inteligente y esperaba el momento perfecto para atacar, pero hasta que eso pasara, él tenía su espada en alto.

Miré a Edmund, quien inmediatamente me sonrió, no le regresé el gesto, lo único que podía hacer fue darle un apretón a nuestras manos entrelazas y luego las solté.

Como si estuviéramos sincronizados nos preparamos para la acción. El sacó su espada y la puso en alto y yo, tomé una flecha del carcaj y la coloqué en el arco.

Las tropas de la bruja ya se estaban acercando. Peter dio la señal y decenas de grifos cargando piedras en sus patas, se fueron a la pelea.

Vi como las aves derribaban criaturas y otras cayendo por culpa de los arqueros. La ventaja que teníamos se había esfumado. El sonido que los grifos hacían era majestuoso. Cuando las aves sobrevivientes se fueron, supe que era nuestro turno.

—¡POR NARNIA Y POR ASLAN!— gritó el gran rey Peter.

Su unicornio blanco relinchó y luego se fue al ataque con Oreius y todas las tropas narnianas detrás de él.

En las colinas pudimos ver la formación de ambos bandos y nosotros tenemos oportunidad y no solo eso, estoy completamente segura de que ganaremos esta guerra.

El silencio reinó en mi cabeza. Hasta ver la guerra comenzar. Ambos bandos pelaban por su vida, con espadas, arcos, dagas, piedras, con uñas y dientes si fuera necesario. Pero ninguno se daba por vencido. Y prefería mil veces el silencio en mi cabeza, a los gritos de guerra y muerte que ahora se escuchaban por todas partes.

Las bajas creían a cada maldito segundo y ya no quería ver a más seres vivos morir. Edmund me miró.

—¡Fuego!— me dio la orden.

NARNIA «Edmund Pevensie»Where stories live. Discover now