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"No eres tan relevante, chico"
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El príncipe Jungkook estaba en su gran decisión de hablar con uno de los encarcelados que secuestró de el país enemigo.
Estaba frente a unas rejas de metal, viendo al chico que estaba adentro sin que se diera cuenta.-Nombre, edad y posición- exclamó el príncipe viendo con satisfacción como el otro se sobresaltó al oír su voz.
-¿Por qué?-
-Ahora- el chico de piel más morena se vió resignado por su brutal interrupción.
-McDonals Tumamá, tengo cinco años y estoy parado ¿feliz?- gruñó el chico moreno acercándose al príncipe.
-Pues bien, McDonals, espero y tu cabeza sirva de algo porque te la cortaré- ese pequeño artefacto estaba a centímetros del cuello de el moreno.
Con miedo el chico más alto comenzó a hablar nuevamente.-Kim Namjoon, veinticuatro años, general en Seúl.- eso fue suficiente para Jungkook. Quitó su arma de punta filosa del cuello de Namjoon y relajó sus facciones.
-¿Sabes por qué te trajimos aquí? Básicamente secuestramos a los más irrelevantes e innecesarios de cada barco que pasa por mis aguas, no notarían la pérdida de alguien tan inservible como tú.- explicó el menor viendo como el moreno comenzaba a tornarse de color rojo.
-Para que lo sepa, príncipe Jungkook, mi puesto es demasiado importante, seguro que ya están comenzando a buscarme- murmuró Namjoon cruzando sus brazos.
Jungkook comenzó a reír.-¿Tú? ¿Importante? Por favor, chico, si lo fuera ya te hubieran recogido de este lugar. Llevas aquí más de dos semanas, simplemente acéptalo- Jungkook se acercó al candado de la celda y la abría con una llave.
-Si intentas escapar, tu final será la muerte. Tengo contactos en cada rincón de este país, siempre encontrarás a uno de ellos en tu camino. Será inservible tratar de siquiera pensar eso. ¿Entendido?- preguntó el menor, amenazando al chico que estaba a su lado.
-Bien, por ahora serás como mi... Mayordomo o sirviente, por así decir- explicó con serenidad el menor, abriendo las puertas para pasar al pasillo de su enorme castillo.
Namjoon poca atención estaba prestando, veía el color de las paredes, eran color azul ciruela, habían pinturas y unos cuadros de la familia de el príncipe.
Una que destacaba era la de un pequeño niño con una corona en su cabeza, tenía ojos de Bambi y sus dientes eran muy tiernos, como si los dientes de un conejo bebé se tratara. El niño jugaba con unas figuritas, unos soldaditos y un rey. Todos los soldaditos estaban apilados y el rey estaba por encima de todos, algunos soldados estaban rotos e incluso les faltaba la cabeza.
