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"Tu est le cadeau de Dieu au monde"
-oui-
Jeon Jungkook era un artista de fama mundial, aunque tuviera un ego muy grande y una personalidad seria y fría. Tenía esos momentos tan bonitos con su pareja.
-¿Despertaste bien mon beau?-preguntó Jeon a su pareja, estaba al lado de la cama donde su amado dormía.
-Sí, supongo...- Namjoon parpadeó y Jungkook sonrió.-¿Qué significa mon beau?- preguntó Joon.
Jungkook esbozó una suave sonrisa y ladeó su cabeza. Alargó una mano y quitó un mechón de cabello de la frente de Namjoon, poniéndola atrás de su oreja.
-Es algo así como 'mi bonito'-
-Ah, bien- susurró Nam, incapaza de apartar la mirada de esos ojos profundos y oscuros.-¿Tienes hambre?- preguntó Jeon.
Joon asintió, se levantó de la cama y siguió a Jungkook que iba hacía la cocina.
-Espero que te guste la comida china- dijo ofreciendo un plato con chow mein y kung pao.
Ambos se sentaron en la mesa y al servirse el primero en comer todo fue Kim.
Namjoon tomó el plato con avidez, se lo acercó al rostro e inhaló la deliciosa mezcla de pollo, salsa y fideos. Olía tan bien que a Kim se le hizo agua la boca, jadeó y atacó.
Cuando levantó la vista, Jungkook había dejado de servirse su propia comida y estaba mirando a su pareja.
Sus oscuros ojos ardían en deseo y no intentaba disimularlo.-Eres extraordinariamente hermoso- dijo mientras acariciaba la morena mejilla y posaba la mano sobre ella.
Sin que se diera cuenta, Namjoon curvó su rostro contra la palma contraria para sellar la conexión. Habían pasado unos días, sí. Pero Namjoon añoraba las caricias de su hombre.
Jungkook recorrió el labio inferior de Namjoon con su pulgar y su voz se volvió ronca.
-Tu est le cadeau de Dieu au monde-
-¿Qué significa eso?-
-Un regalo de Dios al mundo. Eso es lo que eres, pretendo que todo el mundo se deleite con el gran regalo que eres mon amour- Namjoon se sonrojó ante aquellas palabras tan dulces de su querido.
"Un regalo. Jungkook piensa que soy un regalo para el mundo. Uno bonito"
Joon era incapaz de responder, no después de que hubiera dejado de servirse el desayuno. No cuando Jungkook tomó los platos de comida y los alejó. No cuando Jeon se inclinó hacía su novio y apenas los separaban cinco centímetros.
Pero Namjoon respondió en el momento en el que su cerebro registró un suave beso.
Cálido, tierno y dulce, la boca de Kook rozó con la de Namjoon antes de absorber con suavidad el labio inferior de Kim y pasar su lengua por ella. Y Nam no pudo aguantar más.
Hundió los dedos en el pelo de Jungkook hasta que se topó con la molesta goma que apresaba su cabello. Tiró de ella hasta romperla y una densa manta de cabello ondulado con escencia a limón cayó en cascada.
Envolviendo el beso en el refugio de los bellos rizos de Jungkook. Jeon deslizó su lengua hacía dentro y hacía afuera, haciendo que Kim vibrara y gimera.
Namjoon devoró los labios contrarios como un animal hambriento lo haría con un filete. A Kook no parecía importárle.
En un momento dado Namjoon juró escuchar un gruñido de la parte contraria, sí, Jungkook gruñó, en un beso que no podía ser más profundo.
Ambos estaban totalmente excitados y con deseo de tenerse más cerca el uno del otro. Cuando Namjoon trató de acercarse al sofá y hacer que Kook lo dominara. Se apartó y apoyó su frente con la de Nam.
-Garçon très mignon-(chico lindo) susurró en ese idioma que excitaba a Namjoon cada vez más.
Después de haber tenido los labios de su amado contra los suyos, sus palabras acariciaban los sentidos de Namjoon con tanta facilidad como lo hacía su tacto. Con determinación, con celo.
-Calma, chérie(cariño)- el tono de Jungkook era un susurro, un bálsamo para el calor en el interior de Namjoon.-Quiero disfrutarte una vez más, deleitarme con tu dulce sabor en mi lengua, con la suavidad de tu piel en las yemas de mis dedos- dijo Kook
Namjoon estaba sonrojado, esas palabras cada vez lo enamoraban de poco a poco. Como la primera vez.
-Precioso, no tienes idea, pero pronto la tendrás- dijo Jungkook con su vista tapada por su cabello.
El amor trajo paz a un corazón que solo conocía el dolor.
