Además, no solo debo ir por Ansel, debo ir por qué al parecer, unos papeles en el orfanato requieren mi firma, eso no me lo han explicado a fondo y tampoco pudieron decirme, ni mucho menos pude preguntar, ese día estaba con Jimin y realmente no estaba de humor para decirle a Jimin que soy familia de Ansel o inventarle algo por la misma razón.

Agregando que ambos estábamos cansados.

(...)

Son casi las doce cuando llego al orfanato, me pregunto si está bien que una semi-desconocida se lleve a un lobezno después de haber estado aquí poco menos de un mes, suspiro y me permito ser algo egoísta, tengo la necesidad de cuidar a ese pequeño omega y no le doy más vueltas respecto a mi tiempo en la aldea. Soy su tía, y tengo el derecho. Por lo que no me permito que la opinión de otros me importe en lo absoluto.

Con paso seguro llamo a la puerta de madera del orfanato, es un edificio hecho de ladrillos rojos que parece ser bastante antiguo, pasan algunos minutos cuando la Señora Yon me abre con una sonrisa enorme surcando su ya envejecido rostro, le devuelvo la sonrisa y me veo atrapada en un abrazo cariñoso y protector, de cierta manera me recuerda a mi madre.

Suspiro ante eso, ya la quiero ver.

—Aysel ¿Qué tal estás, cariño? — le sonrío y asiento ante su mirada cariñosa.

—Estoy bien, ¿Y usted Señora Yon? — ella frunce el ceño y creo que he dicho algo que no debía.

—Te he dicho mil veces que no me llames Señora, me hace sentir vieja. — se ríe y su risa me suena de algo, pero no soy capaz de entenderlo.

—Lo siento... Yon. —le sonrío nuevamente y ella asiente con la cabeza, más conforme con mis palabras.

—Así está mejor. — asegura sonriéndome. —Por cierto ¿Qué tal te fue en tu examen?

—Yo... he aprobado Yon. — ella me sonríe nuevamente y vuelve a abrazarme llena de cariño y orgullo.

No se como se ha enterado, pero no quiero incomodar preguntándole, quizás se lo comento YoonSeok, Lía, Ansel o cualquiera de los Alfas.

—¡Sabía que aprobarías! — se separa de mí y me sujeta por los hombros, la observo a sus dulces ojos y veo un pequeño rastro de tristeza en ellos, es una omega hermosa y con un carácter fuerte cuando se cabrea, me recuerda demasiado a mi madre, pero...

Ahora no logró recordarla, solo recuerdo su apariencia en forma de lobo y eso me preocupa, no recuerdo a mi madre y temo que siga olvidando cosas importantes.

Me pregunto si... ¿Mi madre en su forma humana sería similar a la Señora Yon?

—Enhorabuena cariño. — la señora Yon habla y me saca de mis melancólicos pensamientos.

—Gracias, pero he venido por otro tema. — le sonrío y ella enseguida entiende mis palabras.

—Claro, ¡Qué tonta soy! — se ríe y me invita a pasar, es la primera vez que entro en el lugar a pesar de ya haber venido varias veces antes y me sorprende que, a pesar de la mala imagen que da el exterior del lugar, su interior sea totalmente acogedor.

Caminamos hasta un pequeño despacho que se encuentra al final del pasillo principal, ella me invita a sentarme mientras busca entre algunos ficheros lo que parece ser la carpeta de Ansel y los papeles que requieren mi firma.

Cuando la encuentra se sienta frente a mí y de un cajón que hay en la mesa que nos separa a la mujer y a mí, saca unas cuantas hojas y un bolígrafo.

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