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Omnisciente  

- Escuchame Yejin... - el hombre la tomó de los hombros, sacudiendo su cuerpo levemente. Ambos se encontraban heridos y atorados dentro de ese auto, ella tenía una grave herida en su cabeza, sangraba demasiado, él también se encontraba en mal estado. - Debemos cuidar a Yeosang. - susurro ella, la castaña de ojos avellanas veía a su marido, le dedicó una sonrisa, esa que lo enamoró desde el primer momento. - Eso...eso haremos. - respondió con dificultad. Ver en ese estado a su esposa era devastador, estaban tan cerca de la muerte. Dejando a su suerte a un niño, su hijo, ese pequeño que tanto aman. - ¿Su...ángel? - el hombre cuestiono, ella como pudo asintió.

Estaban ahí, por caer al lago, dándose fuerzas y cayendo en un sueño profundo. Pero ¿cómo llegaron ahí?

Habían salido a comprar un par de pizzas más para el cumpleaños de su amado hijo, querían festejar a lo grande, aunque sean ellos tres y sus padres. Al llegar a una estación de servicio para cargar más combustible, la vieron a ella, la vieja contrincante...contra la que un día fue la elegida. Si, Kang Yejin. Un elegido no es alguien que se elige al azar, es todo parte de un plan.

Sunmi estaba parada justo ahí, frente a ellos dos.

El ángel y la que fue la elegida se metieron al auto, asustados empezaron a andar sin control, con ella siguiendolos, y no estaba sola, siempre estaba en compañía de esas sombras, y una se interpuso, el hombre perdió el control del volante y el coche fue a parar, dando vueltas, hasta una de las curvas, rompiendo la cerca de metal.

Al ver el desastre que hizo, sonrió y esperó, sentado en el suelo, cruzada de brazos, viendo el fin de aquellas personas.

Porque ella siempre ganaba, no podían evitarlo, siempre se salía con la suya, no era culpa de ella que los guardianes sean tan débiles, porque si no fuera por eso ellos estarían acá...ayudando a su protegida.

- Te amo Yejin...te amo... - sollozo, el amor de su vida estaba yendo y él también, viendo la oscuridad al final del camino, el auto cayó y con él los cuerpo sin vida de los Kang. 





- Es nuestro hijo...no puedo estar lejos de él, ya no más. - Yeosang estaba con la boca abierta, su corazón por un momento se detuvo y quiso voltear y decirle a sus amigos, pero no pudo. Esto no pasó desapercibido por Hongjoong, quien miraba todo con el ceño fruncido. Mingi y Seonghwa solo esperaban a que se fueran y poder salir.

Son después de eso se retiró y dejó a su esposo ahí, con lágrimas en sus ojos.

Como padres había sido difícil dejar a su pequeño recién nacido en ese lugar y siendo ellos siempre los más cercanos, tratando de controlarlo y estar para él aunque sin saber que ellos eran sus padres.

Anteriormente la Señorita Son y su marido habían sido los guardianes de aquella pareja fallecida, que al enterarse inmediatamente movieron sus contactos para que Yeosang vaya a ese lugar y tenerlo cerca, no habían vigilado tanto sus pasos como les hubiera gustado, pero algo era algo. Son era perdida y su marido un sanador. Totalmente opuestos, pero cayeron enamorados y tuvieron a su primer y único hijo. Por supuesto nadie sabía de ello.

Esperaron un rato más y el hombre también se fue, dejando vía libre a los adolescentes. Salieron rápido y siendo extremadamente cuidadosos entraron, a Yeosang le seguía dando vueltas el estómago y ahora más. ¿Cómo podría guardarse eso? No le correspondía decirlo, no era tan cercano a Seonghwa y temía su reacción, además de que los ojos de Hongjoong parecían seguirlo por todos lados, como un águila.

Mingi estaba extrañamente callado, con la frente ligeramente arrugada.

¿No les pareció extraño? Digo, no escuche nada de lo que dijeron, pero parecían preocupados. - Hong se acomodo el pelo para atrás y se puso enfrente de todos. Estaba preocupado. - Mañana vendrá la policía, y estoy seguro de que no lo son. Debemos proteger a Yeosang, todos.

Después de aclarar un par de puntos y que Mingi y Hong se despidieran los otros dos fueron caminando en silencio hasta la habitación del menor, este estaba sumido en sus pensamientos, sintiéndose culpable por guardarse algo tan semejante, un secreto que deseo no oír.

- ¿Te encuentras bien? - preguntó el mayor, parando en medio del pasillo. Le preocupaba el estado de Yeosang. - ¿Yeosang? - volvió a preguntar, el chico estaba pálido y no se inmutaba. - Hey...- sostuvo su mano, con un toque suave y volvieron a sentir esa sensación extraña en sus cuerpos. Sus manos encajaban a la perfección, experimentaron lo que fue aquella vez, ese sentimiento oculto que no se desarrollaba aún, pero que estaba ahí, presente y recién despertando. Los ojos de ambos cambiaron al verse, blanco contra violeta, una hermosa combinación. Las orejas del menor se empezaron a poner rojas y el rubio no lo pasó por alto, con su otra mano acarició los cabellos de Yeosang y por unos segundo sintió como se sentía la piel de su rostro, otra vez, tan suave, como su corazón.

- Quisiera que...podamos salir. - dijo el rubio, el de cabello castaño sonrió tímido, nunca había estado en una situación así, su corazón latía a mil y quería salir corriendo, sin embargo, no lo hizo. - Si...mmm...yo también. - susurro en respuesta. El mayor estaba más que feliz, había toda una fiestas dentro de él, sentía que flotaba y pensar que alguna vez fue tan borde con ese chico. 


Vamos a avanzar más con el seongsang y también falta poco para la aparición de Yunho. 

También quiero que entiendan que existen muchas versiones, de ambos bandos y por eso se pueden llegar confundir tal vez, pero faltaba poco para aclarar las cosas, además de que Sunmi no dice muchas mentiras 😉

El elegido¹;; seongsang [ateez!]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें