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Se dejó llevar por ese poder interior que tanto guardaba, eso que estaba destinado a ser.

Sus ojos negros demostraban a todos los presentes la verdadera cara del elegido, que estaba sacando a la luz su verdadero poder, ese que tanto deseaba que Sunmi tomara el control, al fin sucedía, estaba por cumplirse su destino, su hora llegaba y con ella un montón de desgracias.

- ¡Suéltala, Yeosang! – Hong quiso acercarse, pero termino de rodillas con sus manos en su pecho, sintiendo ese dolor punzante que horrible que últimamente sentía. - ¡Detenlo hyung! – Mingi le grito al rubio quién miraba con terror como Yeosang torturaba a la mujer de cabellos negros.

- Min...no puedo. – el peliblanco se desmayó en el suelo, terminando de cerrar sus verdosos ojos. - ¡Hazlo! – Yunho corrió hasta Yeosang, pero el campo de fuerza que lo protegía no dejaba que nadie pasara.

¿Cómo lo salvarían de lo inevitable?

Mingi estaba enojado, desesperado, mirando a todos lados para ver que podía hacer, sus amigos estaban en riesgo y su elegido estaba haciendo cosas sin sentido, quería pensar en algún plan, pero siquiera pudo ver algo cuando ya tenía a esos soldados de sombra sobre ellos de nuevo, con Seonghwa luchando para llegar a Yeosang, Yunho peleando con varios a la vez y Jongho que estaba rodeado con Wooyoung y San, mientras él tenía en sus brazos al chico que le gustaba, pálido y débil.

- Por favor...despierta. – lo abrazaba con todas sus fuerzas, protegiéndolo de salir más herido. – Joong...- sus ojos rojos advertían que su poder tomaba el control de él, dejando a su hyung acostado sobre el suelo y yendo sin miedo hasta Yeosang, quien lastimaba a la mujer.

Yeosang estaba fuera de si, no podríamos decir que era él, ya no más, no cuando arrojó a la mujer contra un árbol y rearmo la espada para clavarla en su estómago, ella reía, sintiendo ese dolor como lo mejor que pudo sentir en todos esos años vividos, viendo pasar su vida tan rápidamente, todos sus arrepentimientos y sus deseos no cumplidos, los ojos de su madre, las sombras sin rostro y sus errores. El castaño estaba más que decidido a terminar con la vida de aquella mujer, posando sus ojos en la espada ensangrentada, tomando del mango y levantándola en el aire, de pronto el aire no corría y todo se paralizó, las sombras se esfumaron y los guardianes miraban todo atónicos, Seonghwa estaba paralizado, observando a sus amigos y al menor, no sabiendo en que se convirtió, pero ahora entendía todo ese miedo, el descontrol sobre sus poderes, las promesas y las lágrimas derramadas. Yeosang sabía lo que pasaría y lo que sería, no podían escapar, pero le prometió proteger a sus compañeros y estar para él, pero se sentía entre la espada y la pared, no podría retener a los guardianes por mucho tiempo y tampoco podían pasar el campo de fuerza que armo el de cabello café.

Todo se sentía tan mal, hasta había empezado a llover, el roció caía sobre ellos y sucedió, el día llegó y no había vuelta atrás, Yeosang desgarro la garganta de la villana con su propia espada, dándole fin a su vida de una vez.

El campo de fuerza desapareció.

Los chicos estaban conmocionados, dejando caer lágrimas de sus ojos, Wooyoung se tapó la boca y sollozo, no creyendo que su amigo fuera capaz de hacer eso, asesinar a sangre fría, sin una pizca de compasión o perdón, San lo consolaba fingiendo que aquella imagen no lo perturbo. Mingi se colocó delante del grupo, protegiendo a sus compañeros del que era su amigo.

Ahora Yeosang era una amenaza.

Los ojos de Sunmi perdieron su color azulado que tanto la caracterizaba, dando paso a un gris sin vida y muerto, su piel se puso blanca y su rostro que se veía tan juvenil se fue deformando, hasta que solo hubo polvo.

El elegido¹;; seongsang [ateez!]Where stories live. Discover now