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Yeosang había tropezado en plena clase de educación física y todos se rieron de él y ¿cómo no hacerlo? hasta Wooyoung se rió de él. 

- ¿Estás bien amigo? – pregunto entre risas su amigo, quien no podía borrar esa sonrisa de su cara. – Si. – solo se levantó e intentó ignorar todas esas miradas y risas, aunque ya la mayoría se había ido y solo estaban ellos, Woo, Mingi, él y Seonghwa sentado en las gradas, Yeosang quería que la tierra lo tragará. – Hyung tiene que tener más cuidado. – hablo el pelirrojo. – No pasa nada, fue un simple golpe. – le quitó importancia, no moriría, era un pequeño raspón, se curaría. – Voy a la enfermería. – el pelinegro intentó acompañarlo, pero lo convenció para que se dé un baño y de paso hable con Mingi, chico con el cual no hablaban hace días y eso ya lo preocupaba. – Habla con Mingi, se paciente, no te pongas naranja. – bromeó con lo último, el menor rodó los ojos. – No fue gracioso.

Una vez que se alejó de su amigo pudo recordar bien ese día, Wooyoung se había enojado tanto que se puso todo naranja a su alrededor y termino explotando todas las luces de su habitación. Ahora sabía que no sería lindo hacerlo enojar.

El castaño tomo su toalla que estaba en el banco y con pasos calmado se dirigía a la enfermería que no quedaba tan lejos, solo un pasillo a la derecha.

Toda esa semana sus poderes se habían salido un poco de control y tuvo muchos accidentes, desde un golpe en su cabeza hasta un vidrio en su mano, no podía llorar por un pequeño raspón, estaba tarareando una canción que Wooyoung le pego e iba mirando el suelo, últimamente eso lo mantenía en calmado, bajo control, porque cualquier cosa que alterara su corazón solo lograría que matara a alguien, como casi lo hizo con Hongjoong esa mañana.

- Tenemos que saber que poderes despertaron en ti y debes aprender a controlarte, busca algo para no disparar y mantenerte tranquilo. No como Woo...- miro al menor que se encontraba dormido sobre la cama. – Bien. – Ambos se pararon el uno frente al otro, enfrentados, Hong ejerció fuerza sobre él, en sus brazos, lastimándolo. – Haz algo Yeosang, quítame de encima. – no podía, no tenía la fuerza suficiente y no quería dañar a su hyung. – Intentaré otra cosa. – tomo distancia y se puso unos metros lejos de él, solo sintiendo su mirada sobre su cuerpo y luego un cosquilleo subió por su columna, pasando por sus brazos y piernas, el dolor en su abdomen lo hizo caer el suelo, sus pulmones se apretaban y sangre salía de su nariz. - ¡Haz algo! – el dolor solo alimentaba su ira, entonces contuvo cualquier grito de dolor y sus ojos se iluminaron, una luz blanca cegó al sanador y una onda de color violeta lo lanzó lejos, este cayó sobre un estante de libros golpeándose la cabeza contra la punta de la madera y cayó inconsciente al suelo, todo ese ruido y desorden despertó a Wooyung, quien socorrió al chico.

Si, esa mañana ya estuvo en la enfermería, ahora solo iría a buscar un poco de alcohol y dormiría hasta la mañana siguiente.

Pasos rápidos se dirigían hacia él ya que nuestro protagonista ahora tenía un sentido de la audición mejor desarrollado.

- ¡Kang! – la voz de Seonghwa pudo ser diferenciada por nuestro pequeño elegido y solo hacía que su mundo se fuera de cabeza. Desde ese día en el pasillo no habían vuelto a hablar y no se encontraron en ninguna parte, ni siquiera lo veía en la cafetería lo que le parecía extraño, pero no preguntaría por él, ni de broma. - ¿Si, hyung? – esa chispa seguía presente y aunque Park nunca estuvo con nadie más que con su sombra y sus dos amigos, podía sentirlo, como si algo lo conectara con ese chico. El silencio los invadió, solo sus miradas hablaban y sus corazones revoloteaban, había una fiesta en sus estómagos y las manos del mayor sudaban, pensando en que diría el chico cuando viera lo que tenía que entregarle. – Yo...venía a darte esto, contó un poco conseguir algunas piezas, pero creó que está ¿lindo? – se reprochaba mentalmente por lo dicho. El menor estiró su mano y tomo el collar con la piedra negra en el, se veía bonito y no parecía tener ningún rasguño. Sonrió, el detalle hizo que sus mejillas se sonrojasen, algo que le pareció bastante tierno al mayor. – Esta hermosa, gracias hyung. – su voz, había algo extraño en la voz de Yeosang, parecía más aguda y dulce, como si lo hipnotizara por completo, el mayor suspiro, parecía estar en la palma de la mano del muchacho de cabellos castaños. - ¿Hyung? – el rubio no respondía, parecía atontado viéndolo, como si estuviera perdido. - ¿Está bien? – intentó tocarlo, pero antes de hacerlo Hong le gritó desde la otra esquina del pasillo. - ¡Déjalo! – se fue acercando. Su mirada parecía analizar a Seonghwa, tenía el ceño fruncido y con un simple chasquido de dedos logró que el mayor se durmiera. - ¿Qué? – el pelirosa lo alejó del otro. – Despertará dentro de unos segundos, debemos irnos, tengo que hablar contigo.

El elegido¹;; seongsang [ateez!]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz