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Sus pasos resonaban por toda la oscura habitación, con aquellas botas con tacón bajo color negro, llevaba en sus jeans azules una cadena con un pequeño frasco y tenía una abrigadora chaqueta marrón y debajo una remera suelta negra con botones. Sonreía travieso, observando desde el centro de la habitación un vórtice, junto sus manos e invocó a algunas sombras, quienes se pusieron a su lado y miraron lo mismo que él. Ahí, en una habitación del orfanato estaba el guía, el objetivo de su líder oscuro, este se encontraba en una cama abrazado a un pelirrojo, ambos dormidos profundamente, sin notar que alguien los observaba.

- Otro. – ahora la imagen era otra.

Estaba el ángel en la azotea como acostumbraba, rodeado de libros y con una pequeña caja roja en sus manos, la observaba curioso y con ojos tristes, casi pudo sentir algo, pero ese desconocido sentimiento se esfumo tan rápido como vino.

- Los que están unidos, dijiste que las hadas los fueron a ver. – le hablo a una de sus sombras. – Si, estuvieron con ellos. – asintió. - ¿Es bueno o malo? – cuestiono. – Malo señor, ellas quieren advertirles lo que se viene, no falta mucho para que sepan la verdad sobre el pueblo. – hizo una mueca de disgusto y apretó sus puños. – Le haremos una visita a los guardianes, pero no podrán vernos. – las sombras se retiraron y Yeosang prendió la luz con solo un chasquido de dedos, estaba harto y no podía esperar más.

- Hadas estúpidas. – susurro. – Siempre queriendo arruinar mis planes. – la parte oscura de Yeosang estaba en la superficie, mientras que el verdadero ser de aquel adolescente se encontraba dormido, en una ilusión.

Se encamino hasta la sala principal de aquella casa, llevando esa espada que alguna vez le perteneció a la primera elegida y primera señora oscura.

- Veamos que están haciendo.







[...]







Mingi abrió sus ojos y bostezo, pasando sus manos por sus ojos y notando que su brazo estaba siendo apresado por el pequeño Kim, tenía sus ojos cerrados y la boca levemente abierta, sus mejillas se encontraban rojas y su cabello todo enmarañado. Una buena vista si le preguntan a Song.

Le daba tanta pena despertarlo que lo acomodo mejor sobre la cama, arropándolo y colocando su cabeza sobre la almohada, después se fue a dar un baño y al salir de la habitación se encontró con todo el grupo, bueno casi, porque Hongjoong estaba dormido y Seonghwa en la azotea.

- Tenemos que hablar. – dijo Jongho con los brazos cruzados, detrás de él estaba Yunho quién se encogió de hombros, luego unos adormilados San y Wooyoung. – ¿Sobre qué? – frunció el ceño. – Vamos a mi habitación. – todos siguieron al menor que encabezaba la fila, bajaron un piso y llegaron a la habitación de Choi. Era igual que todos los cuartos del orfanato, con dos camas y con paredes blancas, solamente que el lado contrario a Jong estaba lleno de posters y había mucha ropa sobre la cama. – Mi compañero no tardará en llegar. – todos estaban parado en el medio del cuarto, esperando a que aquel chico hable.

- Ayer en la noche cuando estaba por acostarme aparecieron unas cosas raras, eran brillosas y hablaban, me van a creer que estoy loco, pero no es así. – todos lo miraron confundidos, unos más que otros. El pelirrojo estaba por decir algo, pero fue interrumpido por Wooyoung, quien carraspeo. – nosotros también los vimos. Estábamos en mi habitación cuando esas cosas entraron, no sé qué eran.

El elegido¹;; seongsang [ateez!]Where stories live. Discover now