Capítulo treinta y cinco.

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*Aclaracion: En el anuncio les dije que iba a cambiar el nombre a la protagonista y les di una lista de algunos nombres que me gustaron, que quede claro que tome en cuenta todos los comentarios, es mas eran como 39 o menos o por ahi y me costo contar todos los votos porque me mareaba xD.
Por mayoria de votos el Nombre de la protagonista será Mia Dawrer -14 votos-
Por lo tanto deja de ser "____" espero no se confundan :D*

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- ¿Estuviste ahí esa noche? - las palabras salieron como susurro de mi boca, intentando hablar sin ponerme a llorar. James cerró los ojos como si estuviese agobiado por como las cosas habían pasado- ¿Fuiste parte de todo eso?

- No. -yo me reí irónicamente- Nunca estuve de acuerdo con eso.

-¿Y que estaba haciendo, señor Maslow? - mi respiración ya estaba agitada- Solo se quedo allí parado para ver lo que los otros hacían.

- Tienes que recordarme...

- ¿Pretendes que yo recuerde a todos los que estuvieron esa noche? - me saqué las lágrimas que ya estaban rodando por mis mejillas - En serio, Señor Maslow... creo que tomare en cuenta ese comentario, así la próxima vez no me acuesto con uno de ellos.

Empecé a caminar buscando la salida del edificio o algo, unas escaleras o un ascensor para alejarme de él, pero su mano agarró mi brazo deteniéndome y haciendo que gire.

- Por favor, no hagas esto -forcejeé contra su agarré- Mia...

- Sueltame, James - lo empujé y retrocedí un paso, luego otro hasta irme de allí-

Dios... esto dolía tanto. Las lágrimas nublaban mi vista haciendo que caminé torpemente hacia las puertas del establecimiento. Un taxi estaba varado en la acera con el cartel de libre en verde y me subí sin más dentro de el. Le di mi dirección al taxista, quién avanzó rápidamente.

¿Cómo había permitido que esto pasara? James... él había logrado cosas que ningun otro había hecho... Había roto las barreras que yo misma, sin saberlo, había puesto. Y todo por nada, todo había sido una mentira. Excepto una: estaba embarazada... Apoyé la cabeza en el vidrio y cerré los ojos intentando calmar mi corazón que no dejaba de latir eufórico. Que se suponía que iba a hacer ahora... no quería que mi bebe pase por lo que yo pasé con un padre ausente, pero tampoco se lo iba a decir a James.

¿Por qué a mi? El taxista miró por el retrovisor, inseguro, tal vez pensaba que me iba a tirar del auto en movimiento y la verdad es que no faltaba mucho.

...

Tiré el bolso en el sillon. De repente la casa se sentía muy vacía, muy solitaria, como me sentía yo en ese momento.

Encendí la luz de la habitación de Christa, casi nunca entraba en ella, si fuera por mi nunca entraría, ya que tenía fotografías de cuando éramos jóvenes y de mamá lo que solo me hacía querer llorar.

Me recosté en su cama, estaba agotada emocional, mental y físicamente.

Debía llamar a Daniel para arreglar todo y que esto termine de una vez.

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-¿No lo entiendes aún, mama? -miré con desprecio al hombre que, como cobarde se escondía atrás de ella- Él se irá otra vez... te dejará como todas las veces que prometió quedarse, y yo no podré con esto. Quién luego tiene que ocuparse de todo soy yo. Preocúpate por tus hijas, de Christa por lo menos... pero no caigas otra vez en ese cuento.

- Mia vete a tu cuarto, ahora.

- Mama escuchame, sé como terminará esto. No quiero que vuelva a repetirse - la miré, rogándole, pidiendo que razone-... Escúchame

- ¡Mia vete a tu cuarto!

~~~

- Por favor señora McKenzie, solo por esta noche -Ella observó a Christa detras mío quien estaba envuelta en una frazada y abrazaba a un oso de peluche- Se lo suplico.

- Esta bien... Solo un par de horas.

- Gracias -la miré apenada y me giré- Christa entra con la señora McKenzie... te dejaré con ella un par de horas ¿si?

- ¿A dónde irás? ¿Y mama?

- Tengo que irme... volveré, te lo prometo -estiré mi meñique hacia ella, haciendo una promesa- en un par de horas.

...

- Mia... -miré a mi mama, y su aspecto rompió mi corazón nuevamente. Estaba pálida, las ojeras casi cubrían su rostro y sus labios estaban partidos - Lo siento, Mia...

- Shh... mama no hables, debes descansar ¿Esta bien? - me acerqué a la cama y cogí su mano- Todo esta bien.

- Soy una mala madre -mis labios se fruncieron hacia abajo... y mientras las lágrimas caían negué con la cabeza-

- No... tu eres la mejor madre que uno podría tener. Te haz equivocado, pero quien no lo hace, haz tomado decisiones incorrectas, todo el mundo las toma... - ella sonrió y tomo una respiración larga- Haz hecho tu mejor esfuerzo y eso Christa y yo lo valoramos y te amamos.

-¿Cuidaras de Christa? -yo la mire insegura-

-Si, creo que estoy aprobada como para ser madre -ella cerro los ojos- Pero ella te necesita a ti...

- Ella necesita de ti... -la maquina al lado de su cama comenzó a bajar el ritmo hasta quedar el sonido muerto-

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Me desperté exaltada buscando una mano al lado mio... en vano. Se me formó un nudo en la garganta al apoyar mi mano sobre mi abdomen. Nunca podría estar lista para esto.

El sonido del teléfono me asustó y me apresuré a atender.

-Buenas noches, dormilona -Tragué en seco, era Daniel y lo único que pasó por mi mente fue saber como el supo que estaba dormida- Tranquila.

- ¿Qué quieres Daniel? - me levanté de la cama y me acerqué a la ventana, buscando algo sospechoso en la calle-

- Creo que es hora de una reunión... Digo ya que haz renunciado finalmente a tu trabajo, todo gracias a Maslow -pude escuchar su risa al otro lado del teléfono- ¿Que tan duro fue escuchar la verdad?

- Vete al diablo- respondí firmemente mientras mis ojos se llenaban de lágrimas-

- Yo cuidaría el tono en tu voz, ya que tienes las de perder, Mia. - Tragué en seco- Así me gusta. Bien, con respecto a la reunión...

- Dime dónde y ahí estaré.

El nuevo Jefe - James MaslowWhere stories live. Discover now