Capítulo veintidós.

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James estaba mirándome fijamente mientras esperábamos el desayuno. Y yo por alguna razón estaba sonrojada. Tal vez el hecho de que horas atras había tenido sexo con él explicaba todo.

El mesero vino a traernos el pedido y use eso como excusa para tranquilizarme.

- Ayer... uh... no tuvimos tiempo de... -él sonrió y yo volví a sonrojarme. Pero prosegui- No me has dicho que sucedió con la sede y el señor Lambertville.

Él cambió su cara, a una más seria y "ejecutiva". Pero aun mantenía su sonrisa.

- Él dejará la sede aquí.

-¿En serio? - James asintió y yo sonreí ampliamente- Eso es maravilloso ¿Qué le hizo cambiar de opinión?

- El señor Lambertville conoce a mi familia desde hace mucho tiempo, me conoce desde que era un niño y no quería hacerle eso a mi familia - Algo en su forma de calcular bien las palabras me decía que no era todo- Dijo que la empresa estaba descuidada y que si no había actividad debería cerrar y abrir otra.

-Pero tu los has convencido -él asintió - ¿Diciéndoles qué?

- Que me quedaré por un tiempo- bajo sus cubiertos esperando por mi reacción-

No sé como debía tomarlo . No es que fuéramos pareja y me ponga triste, solo habíamos tenido sexo y punto. Aunque algo parecido a la decepción se instaló en mi.

- Esta bien, supongo - dije midiendo mis palabras- Mientras la empresa avance...

- Claro... -el se inclinó comiendo un bocado de su plato.- Tenemos todo el día para recorrer un poco la ciudad ¿Quiere acompañarme?

- Sí, por supuesto -él sonrió y yo terminé mi desayuno.-

...

- ¿La veo en la cena? -James estaba apoyado contra la puerta de su habitación, con las mangas de la camisa dobladas hasta los codos, sin corbata ni saco - Hoy es su última noche en Francia.

- Claro. -James se acercó y me besó. Yo seguí el beso pero lo detuve- Si seguimos así probablemente no vayamos a ningún lugar.

-Tienes razón... Pero eres tan -hizo una pausa. Buscando la palabra adecuada- adictiva... -me dio un beso más y se separó- Pero esta bien. La veo a las siete.

James se fue a su habitación y antes de entrar me guiño un ojo.

Sonreí y entre a mi habitación.

Tal vez lo que pasó acá quedaba acá. Así que debía aprovechar la última noche.

...

La cena había estado deliciosa. James estaba conduciendo al hotel nuevamente. Con su mano en mi rodilla, subiendo y bajando. Él sonrió, seductor, y piso el acelerador.

Llegamos al hotel y subimos a nuestro piso, besándonos en el ascensor y dentro de mi habitación. Nos tiramos en la cama riendo por las señoras que nos habían mirado sorprendidas en el pasillo.

- Mañana viajas temprano, ¿por qué no descansas? - James se había apoyado sobre su codo- Aunque no es precisamente lo que quisiera hacer.

Debía admitir que estaba cansada, agotada. Pero sería la última noche, así que simplemente lo bese y me subí encima de él. Sacándome la remera y sonriendo maliciosamente.

Esa vez lo habíamos hecho lento. Disfrutando del cuerpo del otro, tomándonos más tiempo para explorando y entregando todo.

...

- ¿Por qué no te quedas? -James pasaba su dedo índice lentamente por mi espalda. Yo negué con la cabeza - Puede que te necesite.

- Solo estaré a una llamada de ti. Lo sabes.

- Pero te quiero cerca de mi -dijo mientras se acercaba a darme un beso. Pero me alejé-

- No me quedaré, James. -dije ya un poco cabreada- Yo tengo que trabajar.

Él se reincorporó y me miró fijamente. Se puso de rodillas entre mis piernas y me sonrió.

- ¡Detente! -levanté mi pierna poniendola en su pecho e intenté empujarlo- James, para.

Él cogio mi pie rozando su pulgar en mi planta, lo que causó cosquillas e hizo que me ría.

- Dime que te quedarás y pararé-

- No, no me quedaré. - me movi con desesperación al notar sus dedos haciéndome cosquillas- James, para en serio.

El soltó mi pie y se inclinó para besarme. Eso solo hizo que terminaramos de vuelta en el mismo lugar.

...

La alarma comenzó a sonar bajo la almohada y era sumamente consciente de la mano en mi cintura, las pierna enredadas con las mias y el torso musculoso pegado a mi espalda.

La respiración de James era tranquila y serena, lo que decía que no había escuchado la alarma.

Me moví lentamente separando mis piernas de las suyas y me quedé inmóvil al ver que él se movía. Para mi suerte solo se dió vuelta y siguió durmiendo. Me incorpore lentamente, sentándome en la cama. Me estiré y bosteze.

Me di cuenta de que solo estaba usando una remera, como ayer.

- Quédate- mire sobre mi hombro a James- les diré a todos que te necesitaba.

Sonaba dormido aún.

- Ya lo hablamos anoche, no me quedaré. Tengo cosas que hacer en Nueva York.

-Las puedes hacer desde aquí. - me estaba rodeando con su brazo pero me levante. Él estaba viendo lo irritada que me estaba poniendo- No es por eso, sacalo de tu cabeza.

-Es para lo que parece que quieres que me quede.

- No, estas confundida -ahora el estaba enojado, bien- Me gusta tu compañía.

-Entonces espera hasta volver a Nueva York. Me iré. Tomé mi decisión ayer.

Recogí la ropa del suelo y caminé hacia el baño.

Tenía esa extraña sensación en mi otra vez. Apreté mis ojos. No iba a llorar. No iba a dejar que los recuerdos vuelvan a mi.

...

La habitación estaba vacía cuando salí, lo cual agradecí. No estaba en condiciones de tener otra pequeña pelea.

Iba a irme hoy. Estaba decidido, y nada iba a hacer que cambie de opinión. Así que comencé a empacar mis cosas y a prepararme.

...

El nuevo Jefe - James MaslowWhere stories live. Discover now