Capitulo 37 parte I

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~15 DE SEPTIEMBRE~

-Ahora los regalos. –Dije cogiendo la bolsa que había escondido estratégicamente en el vestidor.

-¿Me compraste regalos y todo?

-¡Por supuesto! –Reí acercándome a él que jugaba con Joy en la cama. –Ten, el primero. –De la bolsa saqué el único paquete envuelto en papel de regalo. – Aunque creo que no te va a gustar...

-¿Por qué dices eso? –Me encogí de hombros aguantando la sonrisa que casi se me escapaba.

El mes de septiembre había llegado y con él, el cumpleaños de Dawson. Él no era de celebrarlo, por lo que al mediodía habíamos ido a almorzar con Raymond y mis padres mientras que por la noche, Joy, Moira y yo le habíamos cantado el cumpleaños feliz con una pequeña tarta en el comedor después de cenar.

-¿Pero qué... –Sonreí ante la cara de asombro que había puesto al ver de lo que se trataba. –¡¿Cómo lo conseguiste?! ¡Me dijeron en la tienda que estaba agotado!

-Un mago nunca releva sus secretos.

-¡Gracias! –Joy también gritó de felicidad mientras que Dawson nos abrazaba a las dos.

Uno de mis regalos consistía en una maqueta de avión de edición limitada que Dawson había reservado hacía tiempo y que, gracias a mí, le habían dicho que ya no venía porque estaba agotada.

-Pero aún queda algo más.

-¿Qué? –Busqué en el cajón de la mesita de noche el sobre blanco que había escondido unos días atrás.

-Este es mío y de Joy. –Le di el sobre a la pequeña que lo agitó en sus manos exclamando. –Venga, Joy. Dáselo a papá.

-¡Papaaaá! –Gritó alargando la a mientras que seguía moviendo el sobre risueña. 

-¿Qué tienes para mí, princesa? –A duras penas, Dawson le quitó el sobre de las manos para abrirlo mientras que yo cogía a Joy en brazos para intentar tranquilizarla. –¿Un fin de semana?

-¡Sí! ¿Qué te parece? Pensé que nos vendría bien pasar unos días en la montaña. Ya sabes, como ya fuimos a la playa por nuestro aniversario...

-Y Joy se vendría con nosotros. – Asentí sonriendole.

-Ella también se merece unas pequeñas vacaciones, ¿verdad, bebé? –Besé su cabecita mientras que ella se removía para que la soltara.

-Por supuesto que ella también se merece unas vacaciones. Me encanta, Sabri. Muchas gracias. –Recibí sus labios con gusto mientras que Joyce seguía removiéndose. –Y ahora creo que éste angelito de aquí ya tiene sueño. ¿Me permites? –Dawson la cogió en brazos no sin antes detenerse unos segundos cerca de mi oreja. – Prepárate para cuando regrese, amor...

Me mordí el labio inferior deseando con ansias que volviera enseguida mientras que me quedaba sola en la habitación.

¿Qué sería de mí si no lo hubiera conocido?

De pronto, el móvil de Dawson comenzó a sonar haciéndome sobresaltar.

-Mierda. ¡Ray! –Dije al descolgar. – ¡Casi me matas del susto!

-¡Sabrina, hola! –Lo oí gritar escuchando música de fondo. ¿Estaba de fiesta? –¡¿Dónde está el cumpleañero?!

-Fue a acostar a nuestra hija. ¿Por qué? –Raymond dijo algo inentendible haciéndome fruncir el ceño. –No te entendí nada, Ray. ¿Qué dices?

-¡Que se venga de copas con nosotros! ¡Es su cumpleaños!

-¿Estás de fiesta?Obvio que sí, pero quería confirmarlo.

Sí! Estamos en...

-¡Vente ya, Dawson! –Gritó alguien mientras que Raymond reía.

-Ya estoy aquí... –Le tendí el móvil diciendo que era Raymond. –¿Ray? ¿Hola? Creo que colgó... –Soltó el móvil sobre el sillón que había junto a la puerta antes de sonreírme pícaramente. –Y ahora, ¿dónde nos habíamos quedado?

-Que yo sepa en nada... –Apoyé los codos sobre el colchón sonriendo mientras que él se quitaba la camiseta acercándose como un depredador en casería.

-¿Ah, sí? Entonces debemos... –Su móvil comenzó a sonar nuevamente. – Ignoralo...

-¡Dawson! –Reí cuando saltó sobre mí mientras que el móvil seguía sonando. –Creo que estaba de fiesta...

-¿Raymond? ¿De fiesta? –Detuvo sus besos en mi cuello frunciendo el ceño. – Imposible. Él no es de los que salen de fiesta, menos cuando mañana hay que ir a trabajar.

-Pues al parecer sí. Es más, llamó para invitarte a ti también.

-¿A mí? –El móvil volvió a sonar.

-Sí, a tí. Es tu cumpleaños. ¿Por qué no vas?

-¿Es broma? –Dijo alzando las cejas. – Estamos en medio de algo aquí.

-Mmm... Técnicamente, aún no hemos empezado nada...

-Porque no paras de hablar. –Agarró el dobladillo de mi camiseta del pijama para subirmela por encima de la cabeza. –¿Ves como ahora...

-Cógelo. –Dije divertida mientras que el móvil sonaba por tercera vez. –No va a dejar de insistir hasta que no hables con él.

-Joder... –Resopló incorporándose para ir a por su móvil. –¿Qué quieres, pesado? ¿Qué? Más alto, no te oigo... ¿Ahora? Estoy ocupado. A diferencia de ti, tengo una familia de la que encargarme... –Rodé los ojos divertida mientras que volvía a colocarme bien la blusa ganándome una mirada frustrada de Dawson. –No, no voy a ir... Ya te dije qué...

-¿Por qué no vas un rato?

-¿Qué? –Dawson se despegó el móvil de la oreja con el ceño fruncido.

-Sí, vé y diviértete un poco, Daw. Después de todo, es tu cumpleaños. – Me miró ceñudo antes de volver a hablarle al interfono.

-Ray, cambié de idea. ¿Dónde estáis? Sí, lo conozco. Ahora voy para allá. – Colgó dirigiéndose directamente hacia el vestidor.

-Daw... –Suspiré levantándome en cuanto entró al baño ignorándome. –No te enfades conmigo, cariño...

-No estoy enfadado.

-Claro que lo estás... –Lo abracé por la espalda mientras que él se peinaba frente al espejo. –Solo quiero que pases un fin de cumpleaños divertido entre amigos.

-Sabes que prefiero mil veces pasar todo mi tiempo contigo que con ellos.

-Eso lo dices ahora porque tenías en mente hacer otra cosa...

-Claramente. No compares hacer el amor contigo a terminar con mis amigos. –Acaricié su pecho por encima de la camiseta para calmarlo antes de que me detuviera. –Y ésto no ayuda nada, Sabrina.

-De acuerdo, pero debes admitir que eso lo hacemos prácticamente todos los días y quedar con tus amigos nunca. –Suspiró dándose la vuelta para apoyarse en el lavamanos.

-Está bien, pero que conste que voy a cobrarmelas.

-Encantada. –Me puse de puntillas para besarlo intentando no llevar las manos a su pelo para no despeinarlo. –Y ahora termina de arreglarte antes de que cambie de opinión.

-Sí, prefería cuando estábamos peleados para no caer en la tentación. –Se inclinó para volver a besarme antes de volver a darse la vuelta hacia el espejo.

Menuda noche me esperaba aquí sola...

Lazos De SangreWhere stories live. Discover now