Capitulo 20

1.7K 123 1
                                    

~25 DE JULIO~

-¿Y?

-Todo está muy bien. El bebé está en perfecto estado. ¿Siguen sin querer saber el género?

-Por mucho que queramos no podemos, doctora. –Miré mal a Dawson por decir eso. 

-Preferimos esperar hasta el nacimiento, gracias. –La doctora asintió entregándome papel para limpiarme el gel que anteriormente me había puesto.

-Voy a recetarte unas vitaminas que podrás tomartelas cuando te sientas cansada.

-De acuerdo.

La doctora Kells también me dió otras recomendaciones respecto al embarazo antes de entregarme la receta y despedirnos hasta, espero, la hora del parto.

-No puedo creer que ya solo quede un mes para que nazca...

-Sí, yo tampoco...

Y era verdad. Por un lado quería saber que era y poder sostenerlo entre mis brazos, pero por otro tenía algo de miedo. ¿Y si no sabía cómo cuidarlo? ¿Y si todo esto de ser madre me venía grande?

-¿Sab?

-Si, perdona. ¿Qué decías?

-Que a qué restaurante te gustaría ir. ¿Estás bien?

-Sí, sí. Solo estaba con mis pensamientos. Y me da igual el restaurante que sea mientras sirvan comida. –Ambos reímos subiéndonos al coche antes de poner rumbo hacia donde Dawson quisiera.

~31 DE JULIO~

-¡Pero hazlo así! De esa manera puede que el bebé...

-¡Papá, para! –Me quejé soltando el pañal que tenía en las manos. –Te dije que no hace falta que practicara con un muñeco cuando ya se cambiar pañales.

-Pero siempre es mejor prevenir que curar. –Resoplé quitándole el pañal “sucio” al muñeco.

George se había plantado en casa con un muñeco y todo tipo de cosas relacionadas con los bebés para que me pusiera a practicar con él. Dawson también me había propuesto más allá tomar clases para ello, pero yo me había negado y por esa razón papá había venido. 

-¿Ves? De esta manera hago lo mismo.

-¡Pero no puedes fiarte nunca! Venga, otra vez.

~8 DE AGOSTO~

-Daw...

-¿Mmm...?

-¿Estás despierto?

-Ahora sí, Sabri... ¿Qué pasa?

-Se me apetece helado...

-Mmm... Ahora voy a la cocina a traer...

-No, ese ya me lo comí al mediodía...

-¿Ah? –Alzó la cabeza de la almohada para mirarme confundido. –¿Ya? Si traje ésta mañana tres botes... –Me encogí de hombros mientras que él suspiraba para ponerse de pie.
Bueno, iré a comprar. Menos mal que existen tiendas veinticuatro horas abiertas.

Reí por lo bajo viendo cómo se vestía antes de salir de la habitación tras decir que no tardaría.

Miré el reloj de la mesa de noche para ver cómo marcaba casi las doce de la noche ya.

Lazos De SangreOnde as histórias ganham vida. Descobre agora