Capitulo 14

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~19 DE ABRIL~

-¿Y cómo va la organización de la boda, hija?

-Bien, esta semana ya elegimos las invitaciones, por lo que la semana que viene ya empezaremos a enviarlas.

-¡Que feliz estoy por ti! Ya me muero de ganas por acompañarte a elegir el vestido. ¡Ya verás lo guapa que estarás!

-Sí, pero el vestido es lo último que vamos a elegir, papi. Es más, Elizabeth ya pidió hora para dos días antes de la boda.

-¡¿Qué?! ¡¿Tan tarde?! ¿Pero qué pasa si no encuentras el adecuado?

-Lo encontraré, papi. –Le respondí colocándome los pendientes frente al espejo. –Eso es lo menos que me preocupa ahora mismo...

-¿Por qué dices eso, hija? No me digas que ya te invaden las famosas dudas... –Suspiré viendo mi reflejo para retocarme el pelo.

-No lo sé, papá... ¿Puede? Si te soy sincera, estoy hecha un lío, pero... –Volví a suspirar sentándome en la pequeña silla. –Supongo que es normal, ¿no?

-Sí, claro que es normal tener nervios y dudas antes de la boda, hija. Ahora es cuando te preguntas: ¿Es el indicado? ¿Estaré tomando la decisión adecuada? ¿Será un buen padre para mis hijos?

-Lo será. –Respondí mecánicamente. Claro que Dawson iba a ser un buen padre para el bebé, de eso no me cabía la menor duda.

-¿Entonces a qué le temes, Sabri?Ni yo misma sabía la respuesta. Me dije a mi misma antes de que el teléfono vibrara.

-Tengo que colgar, papi. Estoy segura de que Dawson ya llegó.

-¡De acuerdo, hija! Olvida esos pensamientos y disfruta de la noche ¿vale?

-Sí, te quiero.

-¡Y yo a ti! Saluda a Dawson de mi parte.

-Lo haré, chao. –Colgué dándome una última mirada al espejo antes de guardar el móvil en el bolso y salir de casa.

Hoy era el día de la cita en la que, como bien había dicho Dawson, los planes eran ir a cenar para conocernos mejor.

Felicity se había desilusionado un poco cuando le dije que no podría asistir a ese salón de masajes, pero comprendió enseguida lo importante que era ésta cena para mi, a pesar de que no le había dado muchos detalles sobre con quién iba.

•••

-¿Podemos sentarnos aquí?

-¿Ya estás cansada? –Lo fulminé con la mirada mientras que me dirigía hacia uno de los bancos para sentarme.

-Oye, no seas malo. No sabes que es lo que se siente caminar con un cuarto más de tu peso habitual.

-Está bien, lo siento. –Asentí viendo como se sentaba junto a mi.

Después de haber cenado en un restaurante un tanto lujoso para mi, habíamos decidido venir a caminar a la avenida que había cerca de mi casa.

-¿Qué te pareció el restaurante? Es uno de mis favoritos.

-Mmm... Muy bien, pero la próxima vez llévame cuando no esté embarazada. Es un delito entrar ahí sin probar una gota de alcohol cuando son especializados en vinos, Dawson.

Lazos De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora