~°| Glorfindel vs Thranduil |°~

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Nadie celebró su llegada, ni siquiera su esposo se había dignado a recibirla. Glorfindel le ayudó a bajar y algunos sirventes trasladaron sus cosas a su dormitorio.

- Princesa, permítame mostrarle el camino a su habitación.

_____ asintió y dejó que el elfo la guiara por los pasillos, a cada paso él le explicaba qué era cada habitación y le presentaba a los sirvientes que se les cruzaban en el camino. La nueva Reina caminaba incómoda entre los pasillos, no era porque el palacio no fuera bonito, al contrario, estaba ricamente adornado, ni siquiera la miradas curiosas de la servidumbre le incomodaban.

El hecho de que su esposo no se hubiera dignado tan siquiera a saludarla le hacía creer que no era bienvenida. Cuando llegó hasta la puerta de su habitación, Glorfindel le comentó que comúnmente los reyes cenaban en sus aposentos y que alguien le traería la comida.

- Bien, gracias - ____ le sonrió débilmente.

- Debo retirarme princesa, si necesita algo no dude en decirme a mí o a cualquier elfo del servicio - ella asintió - descanse, mañana le enseñaré el reino.

El capitán salió y _____ decidió explorar su habitación. La cama era enorme, las cobijas eran de seda con bordados en oro, los cojines eran esponjosos y muy suaves. A cada lado de la cama había una pequeña mesita, en el lado derecho había un jarrón con flores y en el izquierdo un candelero. Después visitó el baño, en la tina podían caber fácilmente cinco personas y todavía quedaría espacio.

El ropero era una habitación que contaba con percheros, cajones y algunos aparadores, estaba un poco vació porque su ropa todavía estaba en las maletas. Regresó a la zona principal, su habitación solo tenía unas cuantas ventanas, no había balcón o ventanal, lo que sí tenía eran algunas sillas, un sillón y una mesa. 

Estaba a punto de acostarse cuando llamaron a su puerta, algunas sirvientas entraron con platos de comida, los dejaron en la mesa y se fueron. Unos momentos después  la puerta volvió a sonar, esta vez el Rey elfo era quien esperaba detrás de la puerta.

- Elen síla lúmenn' omentielvo (una estrella brilla en la hora de nuestro encuentro) - ambos hicieron una leve reverencia.

- Alatulya, alatúlië (bienvenido) - _____ se hizo a un lado para que entrara.

- Espero que tu viaje no tuviera ningún inconveniente - Thranduil entró a la habitación y tomó asiento en una de las sillas junto a la mesa.

- No, todo fue bien - la elfa cerró la puerta y tomó asiento.

- Pensé que te haría bien tener compañía, espero que no te incomode - el rey tomó una copa de vino y le dió un pequeño sorbo.

- Para nada, en realidad estaba pensando en buscarlo ... - ____ guardó silencio al ver la expresión de incomodidad de su esposo.

Hubo un silencio de cinco minutos, cada uno más incómodo que el anterior. La elfa tenía la mirada gacha, mientras que el rey veía atentamente su copa.

- No es necesario que me busques, - ella asintió - vendré para asegurarme de que estés bien, en algunos casos enviaré a Glorfindel.

- Entiendo - nuevamente el silencio se hizo presente, pero ninguno quiso romperlo, se limitaron a tomar sus alimentos por el resto de la velada.

Una vez terminaron, Thranduil se despidió y se retiró de la habitación. ____ volvió a quedarse sola, tuvo un día poco agradable y nadie estaba ahí para desahogarse.Se recostó en la cama y poco a poco se quedó dormida.

Su intención no era tratarla así, ella no tenía la culpa de las decisiones de su padre y tampoco de sus planes con su reino. El arreglo de su matrimonio fue muy precipitado y nunca se le consultó a la princesa si estaba de acuerdo o se le permitió entablar una conversación previa con su futuro marido, lo que complicaba que una simple interacción fluyera naturalmente sin incomodidad.

𝙴𝚕 𝚂𝚎ñ𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝙰𝚗𝚒𝚕𝚕𝚘𝚜 𝚢 𝚎𝚕 𝙷𝚘𝚋𝚋𝚒𝚝 𝑶𝒏𝒆-𝒔𝒉𝒐𝒕𝒔Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα