No sabía si era por la manera tan amable y paciente con la que Jimin lo trataba; o quizás que poco a poco comenzaba a desarrollar cierto grado de confianza hacia él.

De cualquier manera, seguía siendo extraño y casi agobiante. Una especie de raro sentimiento que SeokJin no lograba comprender. Se dijo que tenía que olvidarse de ello si no quería darle más ventaja a Jimin sobre él.

Bastante malo había sido demostrarse débil ante él, peor aún, era que algunas veces más continuaba haciéndolo; porque hacía un par de meses que las pesadilla sobre su tormentoso pasado habían vuelto, incluso hasta el grado de la indefensión y el llanto.

Recordó como la primera noche, Jimin había estado a su lado; de nuevo, SeokJin había caído en sus brazos llorando hasta quedarse dormido. Y después de ello, solo había continuado; un tácito pacto entre ambos donde SeokJin permitía a Park ser su consuelo, incluso si al día siguiente prefiriera ignorarlo y evitaba tocar el tema.

Finalmente, se quejó bajo. —Ugh. —Suspirando frustrado por el rumbo que habían tomado sus pensamientos.

En un intento por distraerse, comenzó a dibujar montones de garabatos en su hoja vacía, intentando perder el tiempo al menos hasta que el peliplata llegara y él pudiera quejarse sobre cómo no haría los deberes.

Eventualmente, algunas horas después, escuchó el automóvil del peliplata estacionarse en la entrada. SeokJin espabiló de su letargo antes de rápido ponerse de pie e ir al recibidor con cuaderno en mano.



[...]

Jimin por fin entró a su hogar, el lugar era silencioso, pero el ver todas las luces encendidas, le dejó saber que SeokJin se encontraba ahí. Era costumbre para el menor tener todo encendido, aún si Jimin se empeñaba en repetirle que si no ocupaba la luz en alguna habitación, debía mantenerla apagada. De todos modos, sus palabras nunca fueron tomadas enserio.

Procedió a dejar su abrigo en el perchero del recibidor, no obstante, ni siquiera dio un paso más allá, cuando un cuaderno se estrelló contra su pecho, un exasperado SeokJin quejándose tan pronto lo vio.

—Estoy harto, no pienso continuar con esa estúpida ridiculez de estudiar, yo no entiendo siquiera esos jodidos ejercicios, ¡Además, ni siquiera termine la escuela elemental! ¿Cómo pretendes que haga algo tan estúpidamente difícil?

Jimin solo lo observó despotricar acerca de su interminable odio por el estudio. Casi rodó los ojos, sin embargo, con toda la paciencia que poseía, logró decir entre los gritos de SeokJin. —¡Bien! Primero que nada guarda silencio y déjame hablar.

El menor lo miró mal cuando se vio silenciado, pero lo dejó continuar.

—Una cosa, SeokJin. Antes que nada, recuerda que debes dejar del lado ese mal lenguaje, si algo te molesta lo hablas tranquilamente, no hay necesidad de gritar. —Su tono fue serio, lo que hizo que Jin bajara la mirada al verse casi reprendido, incluso si sólo era un pequeño llamado de atención. —Segundo, si no entiendes algo, fácil, solo esperas a que yo llegue a casa para que puedas preguntarme, puedo ayudarte y lo sabes. Entonces, tomando eso último en consideración, espera a que termine de llegar y lleva tus cosas al comedor, te ayudaré con esos deberes. Y ni se te ocurra decir que no.

SeokJin lo miró mal, porque ya no quería continuar con ello. No obstante, sin objetar más, a regañadientes tomó el cuaderno y recogió sus lápices antes de dirigirse al comedor. Sentándose en su lugar correspondiente a esperar a Jimin, intentando por todos los medios, controlar su mal humor.

Y es que aun si SeokJin no lo sabía, en su interior, le gustaba tener la atención de Jimin, la razón por la que siempre quería discutir, aunque finalmente obedeciera sus peticiones sin objetar.

Mientras esperaba, observó de nuevo lo que escrito en el cuaderno, hizo una mueca extrañado, intentando recordar cómo es que de pequeño amaba la escuela.

Ni siquiera tuvo tiempo para formular una clara respuesta, cuando Jimin llegó a su lado, antes de tomar asiento y preguntar. —Entonces, ¿qué es lo que no logras entender?

SeokJin lo observó sonrojado, demasiado avergonzado porque en realidad no entendía absolutamente nada. Apartando la mirada, respondió. —Nada.

Casi cerró los ojos apretadamente, esperando las burlas de Jimin, o en su caso, que comenzara a gritar por lo estúpido que era. Sin embargo, volvió la mirada a él cuando este le respondió. —Esta bien, entonces empecemos desde el principio.

Jin lo miró entre confuso y sorprendido, pero finalmente, se encogió de hombros cuando Jimin comenzó a explicarle todo.

SeokJin escuchó atento las palabras del peliplata, y por un momento, un fugaz recuerdo llegó a su mente; pensó en Baekhyun, que siempre se sentaba a su lado y lo ayudaba a hacer sus deberes escolares, la paciencia que el mayor le tenía, y como es que Jin adoraba hacer sus tareas con él.

Ello redireccionó sus pensamientos hacia el peliplata. Pensó, que Jimin igual tenía una inmensa paciencia, fuera para soportarlo o explicarle algo. Porque aún si Jimin estaba cansado o recién llegaba del trabajo, lograba tomarse el tiempo cuando SeokJin lo necesitaba.

Entonces, ya no escuchó las palabras del hombre, ahora, solo podía concentrarse en observarlo; la manera en que se tomaba tan enserio su papel de "tutor"; su maduro y determinado semblante, preguntándose si era esa la forma en que Jimin lucía cuando trabajaba, que además, era totalmente diferente cuando lo miraba a él, más cálido, más amable.

Con su mirada recorrió el rostro del mayor, dándose cuenta que, a pesar de la diferencia de edades entre ambos, Park Jimin aún era un hombre joven. Por supuesto, y a regañadientes, tampoco podía negar lo apuesto que era; con su plateado y liso cabello, que incluso si intentaba peinarlo prolijamente, siempre terminaba con algunos mechones rebeldes en la frente. Su mirada descendió un poco más, admirando el cuerpo firme y fornido, el porte elegante que por naturaleza poseía, sobre todo cuando vestía sus costosos y elegantes trajes que le daban ese toque maduro con el que se desenvolvió.

Inconscientemente, relamió un poco sus labios resecos cuando su mirada se posó en los tres botones sueltos de la camisa del peliplata, que dejaban ver algunos centímetros de piel blanca y firme.

Finalmente, salió de su ensoñación cuando oyó al contrario hablar. —¿Ahora lo entiendes? —Lo miró.

SeokJin asintió confundido, desviando su propia mirada de la de Jimin, avergonzado por sus recientes pensamientos.

Se dio cuenta del rumbo prohibido que estos estaban tomando, un frío escalofrío recorriendo su cuerpo cuando algunos recuerdos del pasado tomaron forma en su mente; entonces sintió que olvidaba algo, algo que al parecer se había ocultado así mismo por su propio bien, porque sino, “él” se encargaba de hacerle entender que no era correcto.

No obstante, SeokJin todavía se preguntó qué era ello, intentando llegar a una conclusión con lo que acababa de pasar. Al final de todo, sacudiendo la cabeza y dejando su mente en blanco, porque estaba seguro, no le gustaría el desenlace de las cosas si llegaba a esa verdad suya oculta.

Y no tuvo más opción que intentar concentrarse en las letras frente a él, en la explicación de Jimin, porque en su interior, SeokJin comenzaba a sentirse confundido, y realmente no deseaba una respuesta a aquellos inexplicables sentimientos que poco a poco se arremolinaban en su interior. Porque parecía que eran parte de su pasado, un pasado que solo quería destruir.

Undisciplined [MinJin] Where stories live. Discover now