Capítulo 12

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El viejo edificio frente a él nuevamente le daba la bienvenida. Caminó rodeandolo para ingresar por la parte trasera, sus zapatos crujiendo al pisar los vidrios rotos bajo ellos. SeokJin hizo el recorrido con confianza, reconociendo cada pasillo y pasadizo de aquel lugar como la palma de su mano.

Pronto, los gritos y bullas comenzaron a escucharse; el olor a alcohol adulterado y cigarrillo, haciendo que su nariz se arrugara con desagrado. Casi al entrar, se encontró con una cara bastante conocida, Bang Yongguk, el hombre que se encargaba del lugar.

—Pero mira quien volvió, realmente pensé que estabas muerto. —Su voz grave se burló.

SeokJin simplemente lo miró antes de responder hosco. —Pues no, estoy de vuelta.

El hombre mayor se rio mientras lo hacía pasar al amplio espacio dónde se llevaban a cabo aquellas peleas clandestinas. El lugar ya estaba lleno de hombres que gritaban a su favorito, la mayoría, bebiendo el alcohol barato que Yongguk les vendía, otros cuantos más, fumando o inhalando alguna porquería.

SeokJin volvió a hacer una mueca desagradable, agradecido porque jamás se le había ocurrido probar alguna porquería de las que Yongguk siempre le ofrecía. Bastante jodida era su vida como para agregarle el ser un adicto como ellos.

En el centro, que aparentaba una pequeña arena de pelea, dos hombres se golpeaban. SeokJin observó con detalle a cado uno; el primero, era grande y corpulento, su rostro lleno de sangre, la cual SeokJin suponía, era de su contrincante, quien estaba en peor  condición.

Los gritos se volvían aún más bulliciosos a medida que el hombre más grande golpeaba con ahínco a su contrario. Y fue cuestión de minutos, antes de que finalmente cayera al suelo demasiado mal herido, mientras el más grande, levantaba el brazo como señal de victoria.

Esto es una locura. Pensó una pequeña parte de él. Y es que el hombre le sacaba al menos dos cabezas de altura, y por supuesto, era mucho más grueso que él y su delgado cuerpo.

Se dijo que había gran posibilidad de terminar como la última vez, o incluso peor, SeokJin lo sabía; y sin embargo, no le importó, desechando aquellas alarmas en su cabeza que intentaban alertarle del peligro.

No lo pensó más cuando recordó el motivo del porqué estaba en aquel lugar. Voces en su cabeza que le gritaban que era justo lo que necesitaba para sacar la mierda de su mente.

Observó a Yongguk acercarse a él para decirle al oído que era su turno. Asintió, quitándose la vieja chaqueta antes de avanzar hacia su contrincante.

Algunos hombres ebrios que aún no lo conocían, gritaban cosas obscenas, otros más, le decían que era mejor rendirse antes de que saliera lastimado; todo con sorna. Pero SeokJin solo los ignoró, demasiado acostumbrado a ello.

Cuando llegó al centro de la improvisada arena, el desgarbado hombre barrio su mirada por todo su cuerpo, sonriendo siniestramente, posiblemente creyendo que ya tenía la pelea asegurada; lo que no sabía, que un SeokJin molesto y frustrado, era letal.

Cuando finalmente alguien gritó que la pelea había comenzado, el cuerpo de SeokJin se volvió un haz de adrenalina pura. Cada golpe lanzado, llevaba un rostro en su mente, porque solo deseaba que a quien golpeaba una y otra vez, no fuera quien estaba frente a él, sino aquel que tanto lo había dañado.

De pronto, su cuerpo dolió. Un fuerte golpe encajó en su mandíbula, lo que lo descolocó un momento, haciéndole caer el suelo; de inmediato, los gritos y el bullicio del lugar se escucharon lejanos.

Se sintió mareado, su vista volviéndose borrosa, no obstante, sacudió la cabeza logrando enfocar la mirada a tiempo, antes de que su contrincante se lanzara de nuevo contra él.

Rápidamente se puso de pie; con agilidad, se posicionó tras la espalda del mayor, tomándolo por sorpresa para golpearlo y patearlo una y otra vez hasta dejar su cuerpo tendido en el suelo, cubriéndose con sus brazos para intentar eludir los golpes.

Pronto SeokJin recobró sus fuerzas, y más pensamientos negativos invadieron su mente hasta dejarlo completamente intoxicado de odio, furia y tristeza.

Ni siquiera fue consciente de su alrededor, hasta que un par fuertes brazos que reconoció como los de Yongguk lo sostuvieron con firmeza para alejarlo del cuerpo herido del otro hombre.

—Vamos chico ya cálmate, has ganado. —Se rio unos momentos antes de volver a hablar. —Nunca me decepcionas.

Finalmente lo soltó. La respiración de SeokJin era errática; la tensión en sus músculos sólo había empeorado, y se molestó aún más, porque los recuerdos seguían ahí, intactos en su mente, burlándose.

De pronto, el rostro de un hombre de cabellera patinada llegó a su mente, una mirada gélida que le observaba.

Ello lo llevó al límite del enojo, pues entonces no entendía porque de repente pensaba en Park Jimin. Casi como si supiera que lo que acaba de hacer lo decepcionaría.

Suspiró frustrado, observando a la bulla de su alrededor, un agudo dolor atacó su cabeza. Lo que le faltaba.

Sin importarle nada más, se dirigió hasta donde Yongguk estaba para reclamar su dinero y por fin salir de ahí.

Fue exactamente lo que hizo. Al mirar los billetes en su mano, se dijo que al menos por un par de semanas no tendría que preocuparse por comer. Porque ya no estaba dispuesto a volver con el peliplata. Era momento de hacer algo por si mismo, porque entonces, podría hacer desaparecer la mierda en su cabeza. Exactamente como lo había hecho durante tanto tiempo...

Undisciplined [MinJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora