Capítulo 30

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Mientras te observaba, extrañamente en calma, tus hombros siempre caídos...
Me llevó a cuidadosamente preguntarme si estabas bien. Sin embargo, la única respuesta que obtuve de tu parte fue el silencio...
Intento todo lo que puedo, pero supongo que no puedes verme, incluso si estoy justo frente a ti...
¿Soy yo? ¿Estés tú? Ni siquiera puedo saberlo...






[...]

Una vez más, su vista divagó sin prestar atención a la pila de papeles frente a él. Su cabeza palpitaba con un intenso dolor de migraña que repentinamente le hizo quejarse bajo.

Observó la hora en el reloj de su muñeca, gruñendo bajo cuando se dio cuenta que las manecillas apenas habían avanzado un par de minutos. El tiempo parecía estancado, indispuesto a cambiar rápido.

Ni siquiera era necesario trabajar horas extras, sin embargo, era lo único que le mantenía con la cabeza fría y alejada de los últimos acontecimientos.

Con el recuerdo, golpeó su cabeza contra el escritorio, mientras que un sentimiento de culpa oprimía su pecho.

—Me sorprende que durante toda una semana estés tan dedicado al trabajo. ¿Acaso ya no es demasiado tarde para que corras a casa como cada día?

Se sorprendió cuando la grave voz de su mejor amigo habló frente a él. Rápidamente levantó la mirada para observarlo con el ceño fruncido, fingiendo confusión. —No se que intentas decir. Simplemente tengo demasiado trabajo por terminar.

Taehyung cruzó los brazos sobre su pecho mientras se recargaba contra la puerta de su oficina y reía sin gracia. —Ajá. —Levantó una ceja en su dirección. —Entonces, ¿finjo que te creo y me largo ahora mismo? O...

Jimin rodó los ojos mientras bufaba bajo. Odiaba el hecho de que Kim Taehyung lo conociera tan bien, no obstante, tampoco podía esperar menos de una amistad de más de veinte años.

Pero incluso obviando el último hecho, Jimin todavía titubeó sobre contarle o no a su amigo aquello que le tenía en vela durante la última semana.

Para Taehyung probablemente no era sorpresa que sus problemas se redujeran a la misma persona, sin embargo, tampoco podría adivinar que esta vez el culpable había sido él mismo.

Desde hacía una semana que el caos se había desatado en su mente, lo que le llevó a un complejo desenlace, cruzando una línea que jamás debía cruzar, que jamás tuvo que existir.

El mismo tiempo transcurrido llevaba ignorando a SeokJin, porque sólo de esa forma podía fingir que nada había sucedido. Por el momento.

Levantó la vista para observar a Taehyung, quien continuaba mirándole fijamente, esperando a que dijera algo. Se sintió culpable, como si le debiera algo al hombre -probablemente lealtad y confianza, la misma que él le había conferido siempre-, finalmente suspiró mientras susurraba bajo, negando. —Lo siento... No puedo. No está vez...

Pero Taehyung casi podía comprenderle, por lo que ya no preguntó más, asintió y le dio una pequeña sonrisa, haciéndole saber con ello que no presionaría por una respuesta, que entendía su situación. Podía ver el arrepentimiento en los ojos de su mejor amigo, pero incluso Taehyung no pudo evitar sentirse herido.

Desde que ambos se habían conocido, jamás se ocultaron una sola cosa, ni siquiera la más mínima, pero ahora, un pequeño chico simplemente había llegado para cambiar aquel hecho.

Jimin fingió no darse cuenta de la mirada herida que le dio su amigo, simplemente bajó la mirada, escuchando como Taehyung se marchaba, sin embargo, antes de perderse completamente, dijo bajo, sin emoción en su voz. —Yo sabía que algo así pasaría, incluso antes de que tú mismo te dieras cuenta...

Jimin no pudo descifrar a que se refería, pero tampoco quiso preguntar y descubrir aquella desconocida verdad que se negaba a aceptar, que jamás aceptaría.

Era incorrecto querer darle sentido y justificación a sus actos...









Un par de horas tuvieron que transcurrir hasta que Jimin por fin decidió volver a casa. Probablemente para ese momento SeokJin debía estar en su habitación durmiendo.

Tiene que ser de esa forma. Se dijo.

Quizás era cobarde de su parte, esconderse y evitar las consecuencias de sus acciones, sin darles frente como el adulto que era; pero en ese momento, ni siquiera tenía una idea clara sobre lo que haría. Y es que, ¿cómo podría disculparse cuando tan descaradamente se había aprovechado de Kim SeokJin, de su vulnerabilidad? Además, ¿Si quiera deseaba hacerlo? No estaba seguro...

El lugar estaba oscuro y silencioso cuando llegó. Hacía demasiado tiempo que no se podía percibir tan tranquilo que casi sintió temor. Y cuando el pensamiento cruzó su mente, inmediatamente se sintió preocupado, ¿acaso Jin...?

No, no, no...

Con pasos apresurados pero silenciosos dirigió su camino hacia el segundo piso de la casa, se detuvo frente a la habitación conocida pero no abrió, su mano quedó suspendida en el aire, negándose a tocar la puerta. Y su corazón volvió a latir con tranquilidad, cuando escuchó los suaves y bajos ronquidos de la persona que seguramente ya dormía del otro lado.

Suspiró con pesar, negando. Incluso si SeokJin hubiera decidido marcharse, ¿con que rostro podría él haberle detenido? ¿En serio esperaba que el menor se quedara? ¿Después de la forma tan estúpida como había actuado?

Eres realmente egoísta, incluso en estos momentos solo puedes pensar en ti. Susurró una voz en su interior, mientras recordaba la asustadiza expresión de SeokJin, su cabello revuelto y los esponjoso labios hinchados, rojizos y maltratados.

Finalmente se dio la vuelta para marcharse, pero repentinamente escucho una débil voz llamarle.

—¿Hyung?...

Su cuerpo se tenso en su lugar, Jimin no se dio la vuelta pero por el rabillo de sus ojos todavía pudo notar al somnoliento chico que le miraba con la cabeza gacha.

Tan estupefacto se encontraba, que ni siquiera obvio el hecho de SeokJin llamándole tan respetuosamente. No hubo insultos o palabras toscas, ni el chico insolente que era.

Finalmente Jimin no fue capaz de darla cara, simplemente se aclaró la garganta y huyó al refugio de su habitación, cerrando la puerta con un portazo.

Por su lado, SeokJin simplemente observó a Jimin marcharse, sin poder dar un paso hacia el hombre, sin saber si era correcto dirigirse a él o no. No pudo evitar las negativas emociones que se arremolinaron en su interior, por nuevamente haber sido ignorado.

Había sido así durante una semana completa, con Park Jimin llegando a altas horas de la noche, evitandole como si fuera una especie de enfermedad maligna y extremadamente contagiosa. Incluso si no podía aceptarlo en voz alta, ello le molestaba, porque ya se había acostumbrado a la atención del mayor, a su constante presencia siempre sobre él.

Finalmente sacudió la cabeza y volvió a su propia habitación, sin energías para intentar algo.

En algún momento, Park Jimin tendría que hablar con él, y si ello no sucedía, pues al diablo con él. SeokJin olvidaría cualquier cosa, lo sucedido no tenía importancia más allá de la que quisiera darle; y si el mayor no pretendía darle un significado, ¿por qué habría de hacerlo él?...

Undisciplined [MinJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora