Capítulo 23

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Una semana pasada después de lo sucedido con SeokJin, y Jimin aún se encontraba demasiado preocupado, o al menos hasta cierto punto.

Después de descubrir la rota faceta del menor, para Jimin todavía era sorprendente cuán profundo era dolor que Jin cargaba consigo. Era tan joven, pero con un peso enorme en sus hombros.

Jimin sabía que en esos momentos lucía horrible; oscuras ojeras bajo sus ojos, piel demacrada, rostro cansado... Parecía que todos sus problemas, últimamente se reducían a una sola persona, SeokJin. Aunque el menor tampoco estaba mejor que él, porque era aún peor ver en qué se estaba convirtiendo.

Desde que aquel ataque de terror nocturno había asaltado al menor, todo parecía empeorar. Jimin se repetía una y otra vez que necesitaba hacer algo, sin embargo, no lograba encontrar una clara respuesta, probablemente lo que le tenía en tan deplorable estado.

Jimin creía, y también lo había pensado, que quizás lo mejor era pedir ayuda profesional, sin embargo, tampoco estaba muy seguro si en esos momentos ello sería la mejor solución -o decisión, en su caso-. No cuando Jin continuaba tan vulnerable, que a penas le permitía a él acercarse.

SeokJin no quería ser ayudado, pero Jimin tendría que convencerlo de que realmente lo necesitaba; y necesitaba ser rápido, porque todo empeoraba sorprendentemente veloz.

El menor apenas y comía, no hablaba, tampoco dormía bien; ni siquiera había expresión alguna en su rostro, pues la mayoría del tiempo tenía la mirada fija en la nada, con sus ojos sumamente brillantes, como si en cualquier momento rompiera a llorar.

Le partía el corazón verlo así. Ahora, no era ni la mitad del malcriado adolescente que Jimin había conocido; no, poco a poco parecía sólo un cascarón vacío que sólo sabía llorar.

Ahora se daba cuenta que prefería mil veces al evasivo y malhumorado Jin, que a ese ser callado y triste.

Y ello, era sólo hablando en lo emocional, porque físicamente, parecía aún más riesgoso. Jimin lo notó rápidamente, cuestión de las pocas semanas que habían transcurrido; el menor lucía más delgado, cualquiera se daría cuenta de la pérdida de peso en el demacrado rostro; la piel joven ahora era pálida y sin brillo, su cabello antes sedoso se volvió opaco, y sus labios, regordetes y rojizos, no eran más que blancos y agrietados.

Lo que más le partía el corazón a Jimin, era la forma en que Jin lloraba a cada momento; en su mente, ya tenía grabado el tembloroso puchero del menor.

Pero, ¿qué más podía hacer Jimin? La infinita incógnita que no le dejaba dormir, porque todo parecía siempre una mala idea.

Suspiró, preso de la frustración. Incluso después de haber leído sobre la posible condición de SeokJin, e investigar un poco acerca de traumas y trastornos, no pudo llegar a una simple conclusión, porque no era el caso.

“—Ese niño necesita ayuda profesional. —Le había dicho Taehyung.

—¿Pero si no quiere?

—Pues entonces tendrás que obligarlo, porque a estas alturas, tú solo no podrás hacer nada, no si parece tan grave como lo pintas.”

Sintió un nudo en la garganta de solo recordarlo, Taehyung tenía razón. Incluso si SeokJin no deseaba la ayuda de nadie. A este paso, esperaría lo peor, y si no quería eso, tendría que ser firme y tomar una decisión.

Jimin se recordó las veces que había tenido que calmar los ataques de pánico de Jin, que, incluso si no eran regulares, si preocupantes. Uno cada vez más intenso que el otro.

Ayuda profesional. Le volvió a repetir una voz en su interior.

Se lo había comentado a Jin una tarde, mientras acurrucado en su pecho, después de un ataque de pánico, lo consolaba. Sin embargo, el castaño sólo lloró, mientras negaba y se aferraba a él, como si temiera que en cualquier momento desaparecería. Casi como un bebé que necesitaba de constante atención. O incluso peor.

Undisciplined [MinJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora