—Noona... — parece asustado, me he alejado un poco de la verja para poder coger algo de carrera y saltarla.

Cojo aire y dejo que mi loba me controle por un momento, la leve brisa veraniega despeina mi pelaje y cuando escucho como el pequeño araña brevemente la verja desde fuera comienzo a correr hasta que quedo frente a la verja.

Salto y me encuentro a cerca de un metro de altura de la verja, cuando por fin toco el suelo derrapo un poco para no alejarme demasiado, sé que si no freno en ese momento comenzaré a correr y eso implica abandonar a Ansel aquí.

Le miro y escucho una pequeña exclamación de asombro por su parte.

—¿No querías ver el bosque? — le pregunto y me giro, dejo de mirarle y comienzo a caminar, adentrándome en el bosque, a los pocos segundos Ansel está a mi lado, mirando los árboles con asombro.

Caminamos durante un rato más, disfruto del olor de los árboles, de los pinos y los robles, del césped y las flores que hay.

Escucho a varios animales corretear, incluido el lobezno a mi lado, que va de un lado para otro, sonrío cuando veo que él pequeño se ha acercado a un diente de león y estornuda.

—Esto es increíble Noona. — me dice, sonrío para él y escucho el movimiento de patas corriendo en nuestra dirección, no distingo el olor por lo que me pongo frente al lobezno y erizo mi pelaje, sea lo que sea que viene corriendo no tocará al pequeño sin haberme matado a mi antes. —¿Pasa algo Noona?

Los pasos son cada vez más rápidos y están más cerca, gruño y me pongo sobre el pequeño, que se oculta entre mis patas.

—¿También has escuchado las pisadas? — me pregunta y yo gruño en respuesta.

Frente a nosotros aparece un lobo de pelaje Gris, huele a pino, por eso no he podido reconocer su olor, sus ojos son de color verde, es un beta, pero su cuerpo es mucho más grande que el mío, parece desorientado, de sus fauces escurre espuma.

El beta me mira y me gruñe, parece que quiere atacarme, pero no lo hace, en su lugar mira mis patas y ve al pequeño, que siento temblar contra mi pata delantera, se agacha un poco más y le gruñe.

Genial, justo lo que quiero evitar es lo que sucede, he puesto a Ansel en peligro.

Tomo posición de ataque y gruño al lobo frente a mí, pero está demasiado centrado en el pequeño que se esconde entre mis patas.

—Noona... él es muy grande... — el pequeño se acerca más a mi pata. —Te va a hacer daño...

—No, da igual cuán grande sea Ansel, si estás tú en peligro... — no termino la frase, el lobo frente a mí se ha dado cuenta de que estoy protegiendo al pequeño.

Me gruñe y más espuma sale de sus fauces, está enfermo, pero eso no significa que está débil.

El lobo se abalanza sobre mí y yo procuro no moverme porque si lo hago el lobo caerá sobre el pequeño, cae sobre mí, pero al menos he conseguido alejar al lobezno, lo suficiente como para que no cayésemos ambos sobre él.

Intenta morder mi cuello, pero me muevo demasiado rápido y acaba chocando su hocico contra el césped, le impulso hacia arriba con mis patas y le empujo hasta alejarle de mí, me levanto y al instante corre hacia mí, intenta morder una de mis patas, pero rápidamente le esquivo.

Muerdo su nuca y le alejo de Ansel, siento como mis dientes han atravesado su piel y sus músculos, clavo mis garras en su lomo y desgarro su nuca, la sangre mancha su pelaje, pero él no se queja, parece no dolerle.

Muerde mi cuello y me tira, quedo boca arriba y él presiona una de sus patas en mi abdomen, dejo escapar un gemido de dolor y soy capaz de escuchar al pequeño llorar.

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