77

577 25 3
                                    

1/2

Grayson.

Antes escuchaba muchísimo a las personas decir que la vida siempre daba muchas vueltas.
Que nunca sabías dónde terminarías.
O que en el lapso de muy poco tiempo, tu vida podría dar un giro de ciento ochenta grados sin siquiera darte cuenta.

Y realmente nunca me había puesto a pensar ni por un solo segundo en qué quería hacer con mi vida.
O dónde estaría pasados un par de años.
Me dedicaba a vivir cada momento como si fuera mi último en la tierra.

No me gustaba indagar mucho ni enredarme en mis propios pensamientos sobre cómo, dónde, cuándo o con quién acabaría.
No porque me diera miedo, sino porque simplemente no me importaba.
Me gustaba dejar las cosas fluir. Ir a mi propio ritmo, sin preocuparme por ninguna otra cosa que no fuera...,
Bueno.
Creo que todos sabemos a qué me refiero.

A donde quiero llegar es que, realmente jamás me imaginé que en menos de dos años, conocería al amor de mi vida, y terminaría casándome con ella.

Ni siquiera pensaba casarme en primer lugar.

El amor siempre fue infructuoso para mí.
No me alcanzaba el tiempo para pensar en ello. Estaba muy ocupado disfrutando mi soltería que nunca consideré ni por un segundo llegar a tener una relación.
Mucho menos llegar a casarme.

Y de verdad era sorprendente.
Cómo en tan poco tiempo, algo tan insignificante podría convertirse en el día más importante de tu vida.

Casarme con Lena ya no era una simple promesa, sino un hecho.
Iba a pasar.
Y yo no podría estar más feliz al respecto.

—¿Sí te das cuenta que esto es una locura, verdad, Bailey?

Ethan me acomodaba el moño alrededor del cuello de mi camisa mientras se aguantaba las ganas de llorar.

—Me caso con el amor de mi vida..., ¿Qué tan loco puede ser?

Negó con la cabeza en lo que se cruzaba de brazos.

—No es eso, es que..., -Guardó silencio por un instante en el que suspiraba y me miraba de arriba a abajo -Hace año y medio yo le rezaba al cielo por que pudieras encontrar a una buena chica para que así yo pudiera dejar de encontrar tus preservativos usados y ropa interior de mujer por toda la casa..., Pero ahora que es un hecho y, en menos de dos años pasé de vivir solo con mi gemelo a vivir solo con mi novia y estar en Las Vegas ayudándote con tu traje antes de casarte es..., Bueno..., Una locura.

Sabía que una transición así era difícil de asimilar. Que no le era fácil pasar tanto tiempo alejado de mí cuando nuestra vida entera había sido el uno acompañado del otro.
Pero también sabía que no había nadie más feliz por mí, que él.
Ni siquiera tenía que preguntárselo.

—Sí, es una locura, E -Le di la razón, porque la tenía -Pero realmente es lo que más quiero ahora -Puse ambas manos sobre sus hombros, haciendo que me mirara a los ojos -Quiero pasar el resto de mi vida con Lena.

Terminó por aceptarlo.
Incluso si no apoyaba del todo el hecho de que era muy joven para casarme, contaba con él.
Estaba conmigo a pesar de cualquier cosa.
Y yo estaba muy agradecido por eso.

—Bueno, Bailey -Pasó un brazo sobre mi hombro y comenzó a caminar hacia la puerta de la habitación del hotel -Vamos, mi preciosa novia y tu futura esposa nos aguardan -Hizo énfasis en la última oración, con picardía, haciendo que sonriera como estúpido.

Lena.

—Kat, se te van a entumecer las mejillas.

Se alejó ligeramente de mí viéndome fijamente, asegurándose que mi maquillaje estuviera bien.

—¿Por qué lo dices? -Regresó a su postura anterior, en lo que recogía rubor con una brocha y lo colocaba en mis mejillas.

—Porque no has dejado de sonreír desde que te llamé en la noche para decirles que vendríamos a Las Vegas.

Negó con la cabeza mientras me veía incrédula.
Dejó salir una risa que sonó más como un quejido y luego se dispuso a hablar.

—Simplemente estoy muy feliz por ti ¿de acuerdo? Me alegra poder verte en paz por una vez en tu vida.

Continuó poniendo cuanta cosa fue recogiendo desde su estuche de maquillaje.
No estaba acostumbrada a maquillarme tanto. No porque no me gustara, sino porque no sabía hacerlo. Y tampoco me quitaba el sueño ir por la vida sin nada más que corrector, rímel y rubor.
Realmente no pensaba maquillarme hasta el punto de ponerme pestañas postizas para casarme, pero Kat insistió hasta quedarse dormida.

Decidí darle el gusto, ya que era el único que podría darle.
Kat soñaba con que mi boda sería como la de un cuento de hadas, con damas de honor y un vestido de encaje con piedras preciosas incrustadas.

En su lugar, usaría un vestido blanco de Calvin Klein que mi madre usó en los noventas; y Kat no sería mi dama de honor principal, sino mi testigo en una capillita de dudosa procedencia a las afueras de Las Vegas.

Al menos quería dejarla disfrutar un poco.
Sabía que le entristecían las condiciones en las que estaba por casarme.

—Lamento no haberte dado la boda que tanto querías para mí.

Hizo un par de últimos retoques antes de alejarse de mí con el entrecejo fruncido.

Me miró fijamente a los ojos.

—No me importa en lo absoluto, Lena.

Me extrañé. Creí que iba a darme un sermón del por qué casarse de la manera correcta era tan importante.
Pero no.
Todo lo contrario.

—¿De verdad? -Pregunté sin poder creerle.

—Lena -Se sentó frente a mí en lo que tomaba mis manos entre las suyas -Te he visto pasar por cosas que ni siquiera en mis peores sueños podría imaginarme..., Has sufrido más de lo que cualquier ser humano debería sufrir en toda su vida y solamente tienes veinte años..., Me alegra por fin verte feliz y sin preocuparte por nada más que tu felicidad y la de Grayson -Sabía que quería llorar, pero no lo hacía porque no quería arruinar su maquillaje -La forma en que lo hagas es lo de menos.

No pude resistirme más.
Me puse de pie desde donde estaba para poder rodearla entera entre mis brazos con fuerza.
También me contuve por llorar, no teníamos mucho tiempo como para retocarme el maquillaje, y sabía que si yo lloraba, ella también lo haría.

—Te amo muchísimo, Katherine.

—Ya basta, Lena, tardé dos horas maquillándome.

Ambas reímos al unísono en lo que nos poníamos de pie, aún abrazadas.

—Vamos -Dijo alejándose de mí y entrelazando su brazo con el mío -Antes de que Ethan convenza a Grayson de escapar juntos a Australia.

Solté una carcajada al aire.
Podía hacerme doblar de la risa con tan solo una simple oración.

Salimos de la habitación a las prisas.

Estaba nerviosa.

Pero más jodidamente lista que nunca en mi puñetera vida.

In love with the fuckboy Where stories live. Discover now