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Lena.

—Lena, si no dejas de mover tu pierna vas a volverme completamente loco.

Íbamos camino a mi casa en la camioneta de Grayson.
Me carcomía la ansiedad. No podía evitarlo.
¿Cómo reaccionarían todos al verme llegar con alguien?
Más bien, con un hombre.

—Perdón -Le dije a regañadientes, mientras veía por la ventana.

—No tienes de qué preocuparte. Todo va a estar bien.

Volví mi mirada hacia él. Se veía tan seguro que en momentos lograba tranquilizarme.

—Cuento con eso.

—Hey -Tomó mi mano en un movimiento rápido -Aquí estoy. Recuerda.

Le dediqué la sonrisa más sincera que tenía, antes de asentir varias veces y recargar mi cabeza sobre su hombro.

No pasó mucho tiempo antes de llegar a mi casa.
Estacionó la camioneta justo en frente; mi corazón latía a mil por hora y podía sentir como todo mi cuerpo temblaba.

Inhalé fuertemente una gran bocanada de aire, y lo dejé salir para poder recargar fuerza.
Tenía que hacer esto.
Era necesario.

Volteé hacia Grayson, aparentando estar lista.

Bajó de la camioneta, se dirigió a abrirme la puerta y ayudarme a bajar.

—Muy bien..., Vamos.

Me tomó de la mano tratando de reconfortarme.
Sería una larga noche.

Al entrar a mi casa pude reconocer a varias personas que estaban charlando los unos con los otros.
La mayoría eran amigos de Robert, de Rebeca, y una muy pequeña parte eran conocidos de mi madre.

En el camino hacia la sala, todos nos veían intentando ser discretos.
Definitivamente fallaron.

Finalmente pude ver a mi madre, hablando con Robert mientras él le rodeaba la cintura con los brazos.
Seguramente seguía ebrio.

—Mamá -Dije una vez estando lo suficientemente cerca -Quiero presentarte a alguien.

Pude sentir la mirada penetrante de Robert sobre mí. Evidentemente todavía no me perdonaba que le hubiera golpeado la entrepierna.
Reí al recordar su estúpida cara de dolor.
Era casi similar a la que había hecho al ver que había traído a alguien conmigo.

—Él es Grayson.

Ambos sonrieron casi al mismo tiempo, antes de que él tomara su mano y la estrechara con delicadeza.

—Es un placer, señora Clark.

—Igualmente -Volteó a ver a Robert, quien veía a Grayson con un gesto serio -Él es Robert. Mi esposo.

También estrechó su mano, pero esta vez más tosco y sin mucho interés.

—¿Deseas algo de tomar? -Le dijo intentando sonar amable.

Maldito hipócrita de mierda.

—No tomo, señor Clark. Evito cualquier tipo de vicios. Me resulta totalmente deplorable y si me permite decirlo..., De poca hombría, embriagarse.

Mientras mi madre le sonreía, él lo asesinaba con la mirada. Pero era algo que sólo yo podía notar, puesto que me dedicaba la misma mirada cada día de mi vida.

—Creo que es impresionante que alguien tan joven tenga una forma de pensar igual a la tuya..., Debes de ser muy responsable.

—Lo es, mamá.

In love with the fuckboy Where stories live. Discover now