50

1.2K 43 4
                                    

Lena.

Envolvió mi cintura con sus dos brazos y me apretó contra su regazo.

Besaba sus labios con ansias, tenía prisa por apoderarme de ellos.

No quería ni podía esperar más tiempo para estar con él en todos los sentidos posibles. Ya había esperado lo suficiente.

Casi solamente esperé hasta ese momento porque me detenía saber que estaba herido en el hospital.

Dejé que tocara todo rincón de mi cuerpo sin poner un sólo pero. Quería que supiera que le pertenecía enteramente.

Comenzó a levantar mi suéter desde mi cintura hasta deshacerse de él por completo, dejando mi torso con nada más que mi sostén.
Agradecí al cielo que tuviera los ojos cerrados y sus labios pegados a los míos. Mis moretones todavía no se desvanecían y lo que menos quería era que me bombardeara con preguntas.

Por el momento sólo quería disfrutarlo.

Puso ambas manos en la parte baja de mis muslos para levantarme poniéndose de pie.

Envolví mis piernas alrededor de su cintura sin apartar mis brazos de su cuello.

La intensidad del momento me llevó a mover mis caderas en círculos en un intento por hacer que se excitara.

Realmente no era necesario, desde que estábamos sentados en el sofá podía sentir el bulto de su pantalón haciéndose más y más notable. Pero quería sentir que hacía algo.

Se apartó ligeramente para comenzar a besar mi cuello y mis clavículas, bajando poco a poco hasta llegar a mi pecho.

Dejé salir una risa casi inaudible que se convirtió más bien en un gemido. Me hacía cosquillas.

Caminó por todo el pasillo hasta llegar a la que antes era mi habitación.

Una ola de nostalgia me golpeó con fuerza, acompañada de tristeza y recuerdos indeseables.

—Aquí no -Le rogué con voz queda.

No quería ni podía siquiera pensar en volver a estar en esa maldita habitación.

Me miró por milésimas de segundo antes de salir de ahí para abrirse camino hasta la que era su habitación.

Ya había estado ahí bastantes veces. Era uno de mis lugares favoritos del apartamento.

Continuó besándome hasta llegar a su cama y recostarme con cuidado. Estando encima de mí, se detuvo por un segundo para contemplarme con un brillo radiante en su mirada.
No se movía, ni parpadeaba; casi con trabajos respiraba. Sólo me miraba, mientras acariciaba el costado de mi cintura con una delicadeza alucinante.

—¿Qué tanto me ves? -Pregunté divertida.

—Me aseguro de que eres real.

Me miró penetrantemente por varios segundos. No pude sostenerle la mirada, sonreí de oreja a oreja y negué con la cabeza antes de tomarlo por el cuello y acercarlo a mí obligándolo a besarme.

Ni siquiera con sus labios encima de los míos podía dejar de sonreír, y notaba que él también estaba sonriendo.

Pasé mis dedos por su cabello con cuidado de no tirar de él.

Se alejó varios centímetros de mí para poder quitarse la camisa.
Inconscientemente me mordí el labio inferior mientras veía como se desnudaba, haciendo que él se burlara  de mí.

—Ya voy, mi amor..., No te desesperes.

Me apené. Sabía que lo había dicho como broma, pero es que en parte tenía razón.

In love with the fuckboy Where stories live. Discover now