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Grayson.

Si había una sola cosa que no hubiera cambiado de mi personalidad desde antes de estar con Lena, era definitivamente lo celoso que podía llegar a ser.

Lena quería a como diera lugar obtener excelencia académica. No quería arruinar su historial perfecto de dieces, y por tanto, decidió audicionar para la última y más importante obra del semestre.

Romeo y Julieta.

Ni siquiera le gustaba la obra, y muy por el contrario, la odiaba. Pero ese cien perfecto ya se le había metido a la cabeza y no iba a descansar hasta obtenerlo.

Así tuviera que interpretar una adolescente incoherente y poco sensata.

Y para nada me molestaba que mi angelito tuviera que interpretar un rol en una obra. Al contrario. Esa fue la única razón por la que me apunté a esa clase.

Lo que no me dejaba dormir ni por un segundo, era que el imbécil interpretando a Romeo, era Liam.

Ni siquiera le gustaba la maldita actuación. Mucho menos el teatro. No se cansaba de decir que eso era para mariquitas sensibles y que deberían quitar esa clase del plan de estudios.

Sólo lo hacía para molestarme.

Y la peor parte, es que Lena ni siquiera sabía que ya no éramos amigos, y lo que es peor, que él sentía cosas por ella.

Los ensayos eran una puta tortura.

—Buen peregrino, estás equivocado con respecto a tu mano, que en esto sólo muestra respetuosa devoción; pues los santos tienen manos, que tocan las manos de los peregrinos, y enlazar palma con palma es el beso de los piadosos palmeros.

Estaban muy cerca el uno del otro, pues la escena lo demandaba así.

—¿Y no tienen labios los santos, y también los piadosos palmeros? -Dijo Liam en lo que le acariciaba la mejilla.

—Sí, peregrino; labios que deben usar para rezar.

—¡Oh! Entonces, santa adorada, deja que hagan los labios lo que hacen las manos. ¡Ellos rezan, accede tú para que la fe no se convierta en desesperación!

—Los santos no se mueven, aunque accedan a las plegarias...,

Cada vez estaban más cerca. El uno miraba los labios del otro, con un deseo que iba más allá de lo que la actuación dictaba.
Si no supiera que todo se trataba de un ensayo, juraría que ambos morían de amor.

—Pues no te muevas, mientras tomo el efecto de mis oraciones...,

Se inclinó los últimos centímetros que quedaban disponibles hasta juntar sus estúpidos labios con los suyos.

Ya había comenzado a controlar mi ira.

La primera vez que vi el ensayo de esa escena, apreté tan fuerte la quijada que tuve que ir al doctor y tomar analgésicos. Fue un milagro que no se me hubieran destrozado los dientes.

Y aunque ya hubiera aprendido a no hacer cosas impulsivamente, no quitaba el hecho de que estaba que me llevaba el maldito demonio.

Los escandalosos aplausos de la profesora me hicieron pegar un brinco y, afortunadamente, fueron lo suficientemente eficientes para hacer que Lena y Liam se separaran.

—Me dejan sin palabras con cada ensayo..., No cabe duda que supe elegir bien a mis estelares -Dijo con una sonrisa casi ridícula.

—Gracias, profesora Montgomery..., De verdad significa mucho viniendo de usted -Agradeció Lena, devolviéndole la sonrisa.

In love with the fuckboy Where stories live. Discover now