La tripulación cuchichea, se divierten con el duelo de sus reyes. Cierro los ojos y apretó la mandíbula cuando Caspian logra por poco darle a mi novio, Edmund se agacha con una gran sonrisa. Parecen niños y yo me siento como su madre amargada, preocupada porque fuera a hacerse daño.

El duelo termina en un empate, ambos sosteniendo la espada en el cuello del otro, con los brazos entrelazados, sonrisas enormes y una cara de victoria. Suelto un suspiro y aplaudo, extrañaba ver como Edmund hacía eso, toda Narnia sabe que es de los mejores espadachines en el país entero. Al igual que Caspian.

—Eres más fuerte mi amigo— Caspian juguetea con su espada y ambos se alejan un poco del otro.

—Tal vez un poco— admite Ed. La tripulación seguía aplaudiendo por el gozoso duelo.

—¡Eso es todo! Devuelta al trabajo— les dice su mandón capitán. Los trabajadores hacen caso a la orden y cada quien se esparce haciendo sus tareas mientras seguían cuchicheando sobre lo ocurrido.

Miro a Lucy que está sonriendo, me imagino lo feliz que está de poder regresar. Hace tiempo ya, que no tengo una de esas noches de chicas donde se habla sobre los tipos guapos del cole, lo fastidiosa que es la maestra de álgebra y que haremos en el verano. Extraño eso.

Edmund se acerca con nosotros mientras bebe de un vaso, me invita un poco y yo acepto. El vino amargo raspa mi garganta, a pesar de eso le doy un trago profundo. Edmund me mira y sonríe.

Arrugo el entrecejo. Inaudita por esa mirada, diferente a cualquiera que me ha dado en todo este tiempo. Extraña.

Toma mi mentón y me besa delicadamente. El sabor de sus labios me deja con ganas de más. Tiro de su cuello y finalmente dejo muchos besitos en la comisura de sus labios. —Eso fue muy sexy— le ronroneo en su oído.

—¿Ah sí?— me devuelve la acción. Edmund se inclina un poco más y muerde ligeramente mi oreja y luego exhala seductoramente en mi oído, inconscientemente muerdo el interior de mi labio.

—Ed...— lo llamo demasiado bajo para que su hermana no escuche, Edmund está provocándome y lo sabe muy bien.

—Nadie está viendo cariño— disimuladamente deja un beso en mi cuello y lo muerde ligeramente. Muerdo mis labios con más fuerza.

Con una voluntad impresionante lo alejo de mí un poco, poniendo una mano en su pecho. Edmund deja caer su cabeza y me mira con una sonrisa socarrona.

—Te lo advertí, Pevensie.

El chico se acerca, se recarga en el filo del barco y me abraza por lo hombros.

—Oigan— giramos con Lucy —Ustedes creen que si navegamos al final de la tierra, sólo ¿Caeremos por la orilla?

Miro como Eustace entra cabreado, hecha fuego por la nariz y humo por los oídos. Esto se pondrá feo, ya siento sus histéricos gritos ¿Alguien quiere llevárselo? ¿No? ¿Nadie? Eh que se los regalo.

—Tranquila Lu, falta mucho para llegar— la calma su hermano.

—¿Así que los tres siguen diciendo tonterías?— se cruza de brazos y nos mira haciendo pucheros.

—¿Ya te sientes mejor?— le pregunta dulcemente Lu.

—Sí, no gracias a ustedes. Qué suerte que tengo complexión de hierro.

—Tan efervescente como siempre amigo ¿Hallaste tu equilibrio?— sonrío al comentario de Reep.

—Jamás lo perdí, solo fue la conmoción— dice un indignado Eustace —Mamá dice que soy muy adaptable. Gracias a mi inteligencia.

NARNIA «Edmund Pevensie»Where stories live. Discover now