EPÍLOGO

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MESES DESPUÉS...


Maddison

—¿Está la mesa lista? —pregunta mamá, arreglando la falda de su vestido. —¿Tus hermanos dónde están? Los invitados están por llegar. —suelta con nerviosismo.

—Están terminando de alistarse. —le comento con calma. —Aaron se encerró desde la mañana y no ha salido. Tiene un dilema con la vestimenta. —ruedo los ojos.

Papá llega a la sala, sosteniendo una bandeja con galletas navideñas. Su vestimentas está impecable, como siempre. Y está de buen humor.

—Chase las preparó. —informa y las deja sobre la mesa, donde hay más comida. —El pollo aún está en el horno.

—¡¿En el horno?! ¡Hace 15 minutos te dije que lo sacaras de allí! —chilla mamá con terror. Sale corriendo en dirección a la cocina y segundos después se escucha su grito. —¡SE QUEMÓ EL POLLO! —exclama.

Papá me lanza una mirada de espanto y corre en dirección a las escaleras antes de enfrentarse a mamá enojada.

—¡Lo lamento, cariño! —se defiende sin dejar de correr. —¡Me distraje sólo unos segundos! —Mamá sale tras él.

—¡No fueron segundos, sino minutos! ¡No comeremos carbón en Navidad! —se queja y se pierden en la planta alta.

Yo sonrío ante la escena -una desastrosa- y me acerco al enorme árbol que decora la sala de la casa: está lleno de guirnaldas, accesorios variados, nieve falsa y cartas escritas por Aaron. Según él, Salta Claus va a leerlas, y asegura que le traerá los regalos que desea.
En ocasiones luce como un niño lleno de ilusión. Ya mencioné que él adora estas fechas festivas.

Este año, ayudé a mis hermanos con el armado del árbol. Fue divertido. Todos tenemos diferentes gustos, lo cual resultó muy complicado a la hora de ponernos de acuerdo con la decoración. Al final, el árbol terminó decorado de una manera muy extraña... Pero lo importante es que posee cosas que a todos nos gusta.
Hay regalos alrededor de él, y luces de colores.

Cabe destacar también, que entre todos decoramos la casa, tanto por fuera como por dentro.
Aaron se encargó de arreglar un árbol que hay en el patio delantero: le arrojó papel higiénico, aunque le dijimos que no era Halloween, a lo que no dio importancia y lo dejó así.

Y hoy, justo en Navidad, nos reunimos todos.

La tía Holly sí se fue a Roma, luego de todo lo que sucedió con el accidente. Pero hoy vino a festejar con nosotros.

Taylor y sus padres también vendrían, como todos los años.

Lilly fue invitada, y aceptó. Sus padres habían decidido pasar la Navidad en Australia, junto con sus abuelos y como ella no quería ir, se quedó aquí. Aaron estaba más que contento por ello, ya que sería la primera Navidad que pasarían juntos. Y sí, ellos decidieron retomar su relación, luego de una larga insistencia por parte de mi hermano.

Desgraciadamente, Amanda no pasaría aquí con nosotros, ya que decidió estar junto a su familia. Aunque prometió que más tarde se pasaría por aquí a saludar.

Mis hermanos y yo, fuimos personalmente hasta la casa de la vecina Hasting y la invitamos a que se uniera al festejo; su familia jamás se acordó de ella y no es justo que pase la Navidad sola.
Ella aceptó encantada la oferta.

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