Capítulo 15

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Maddison


Los días pasaban como agua, uno tras otro. Con rapidez.

Mi rutina se había reducido a: levantarme temprano, a eso de las 6 AM para ir a correr. Así es, opté por cambiar mi rutina y comenzar el día haciendo ejercicio. Taylor se unió a mi. A decir verdad, fue ella la de la idea.

Continuando con el itinerario: luego de salir a correr, regreso a la casa, y tomo una ducha para quitarme el olor a sudor y también para relajar mis músculos. Siguiendo a eso, desayuno correctamente y voy a la Universidad, como de costumbre.

Luego de la Universidad, voy a clases de yoga, con Taylor.
Quizás se pregunten: ¿por qué clases de yoga? A decir verdad, no lo sé. Todo fue idea de Taylor, como siempre. Ya que, según ella, es bueno conectarse con uno mismo y relajarse del estrés acumulado en el día.
Esa clase dura alrededor de una hora.

Y, para finalizar, ambas nos apuntamos para hacer una especie de tarea o entretenimiento voluntario en un hospital infantil.
Básicamente, vamos y pasamos un esto con los pequeños niños que están solos y no tienen compañía.
Ambas llevamos regalos, juegos o historias para que ellos se entretengan. Es muy pero muy agradable pasar tiempo con ellos.
Hay más personas haciendo lo mismo que nosotras en ese hospital.

Y eso es todo.

En este momento, me estaba terminando de preparar para ir al hospital. Eran cerca de las 6 PM, y teníamos que estar allá en media hora.

—Hoy es el cumpleaños de Lorie. —me informa Taylor, entrando a mi habitación.—¡Mira lo que le compré! —exclama, enseñándome un enorme oso panda, de peluche.

—Es muy lindo. —sonrío con ternura.—Yo le compré un collar, el cual tiene dos letras entrelazadas: la L y la M. Ya sabes, por su nombre y el mío. —comento.

—Es una niña hermosa. Y ha pasado por tantas cosas malas con tan solo 7 años.—dice con tristeza.

Lorie estaba atravesando por una grave enfermedad. Sus padres ya habían fallecido, y la única que la visitaba era su hermana, Laura: una chica de 28 años.

Lorie era como un ángel. Irradiaba luz y felicidad por todas partes. Siempre estaba sonriendo, con sus hermosos ojos verdes iluminados. Era simplemente bella.
Sufre de Endocarditis infecciosa, es una enfermedad grave que se le detectó cuando tenía poco más de cinco años. Según lo que nos contó Laura: es la inflamación del revestimiento interno de las válvulas y cavidades cardiacas. Y se produce por la llegada de microorganismos al corazón a través de su torrente sanguíneo; Lorie, en específico tiene endocarditis subaguda, lo cual no es tan grave en sí.
Los síntomas de su enfermedad son la fiebre, los escalofríos, la sudoración nocturna, etc... A pesar de que son síntomas comunes, la enfermedad es complicada.

Hasta ahora, el tratamiento marcha bien. Pero uno nunca sabe.

—Amiga. —la voz de Taylor me trae nuevamente a la realidad. —¿Estás bien? —pregunta, con calma.

—Sí. Solo... me quedé pensando en... Nada.—niego, intentando sonreír.

—Bien. Compré chocolates también porque sé que a los demás niños les encanta.—volvió al tema.

—Bien. —murmuro y tomo la bolsa con golosinas y juguetes.

—Te espero abajo. —tomó la bolsa llena de juguetes y salió de la habitación.

Yo solté un sonoro suspiro y me quedé unos minutos en silencio, observándome a través del espejo.

Lorie se me hace una niña muy valiente. A pesar de estar atravesando un pésimo momento en su corta vida, sonríe a pesar de todo. Parece tan tranquila, inocente... Esa niña es toda una guerrera, al igual que todos los demás niños, adolescentes y adultos que están pasando por una situación igual o silimar.

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