Capítulo 49

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Maddison

Llegó la Navidad con todo su esplendor.

No hace falta decir que mi ánimo estaba por el suelo.
Aunque las cosas estaban un poquito mejor en la casa, la situación con Ethan se había echado a perder. Todo estaba completamente mal.

Los padres de Ethan estaban por llegar a la casa, ya que su hijo les insistió mucho para que vengan antes y puedan pasar junto a nosotros la Navidad. Este año tendremos unos cuantos invitados nuevos: Ethan, Dabria, Lilly, la tía Holly, y hasta la vecina Hastings. Y ahora los padres de Ethan.

La casa estaba vacía, a excepción mía. Todos estaban aprovechando para hacer las compras, y yo estaba vagando por el patio trasero, con mucha tristeza encima. Me sentía como alma en pena.

Le doy un sorbo a mi taza de café y tomo asiento en una de las sillas junto a la piscina, aprovechando el hermoso sol.

Suelto un sonoro suspiro.

—¿Se han ido los demonios? —escucho la voz de la vecina Hastings.

—Sí. —afirmo sin moverme. —Se siente la tranquilidad, ¿no? —ella se ríe.

—Bastante —concuerda.

La observo de reojo: está recostada al portón que separa nuestras casas. Le hago un ademán para que venga y ella lo hace.

—Qué hermoso día. —comenta, tomando asiento a mi lado.

—Sí, amo los días soleados. —opino. —¿Quiere café? —le ofrezco mi taza. Ella duda un momento, pero termina por aceptar.

—Se agrandó la familia. —dice, y me mira de manera cómplice. —Matt tiene novia nueva, y admito que me cae mucho mejor que Megan. ¡Aquella chica era odiosa! —ambas nos reímos.

—Ni me lo digas. Megan era un dolor de cabeza. —niego con la cabeza.

—También está esa niña... la novia del diablillo de Aaron. —indaga confundida. —¿Cómo se llama?

—Lilly. —afirmo.

—¡Qué niña adorable! —exclama. —Jamás pensé que Aaron encontraría a alguien así.

—Lilly es muy buena, y Aaron se ve bien a su lado. —elevo mis hombros.

—Luego está Chase con Amanda, ¡qué pareja! —continúa —Esa chica es muy dulce, igual que él. Apuesto a que se casarán pronto.

—Sí, ambos son lindos. —concuerdo. —Aunque no me imagino una boda tan pronto.

—¿Y tú? —pregunta. —Veo a todos tus hermanos con una pareja, pero a ti te noto tan apagada. —frunce el ceño.

—Uy, si usted supiera... —murmuro. —Qué complicada se vuelve la vida en cuanto a uno le comienza a gustar alguien. —bufo. —Todo se va por la tubería. —bromeo.

—Estás en el horno, eh. —dice con gracia.

—Sí, lamentablemente.

—Son cosas que pasan, uno no las puede evitar. —dice. —Pero no dejes que tus desastres amorosos interfieran en este día. —opina y yo la observo. —Tienes una hermosa familia, que está aquí contigo. Eso es lo más importante. Los amores van y vienen.

—Tiene usted razón, los amores van y vienen... —repito.

—Claro que tengo razón. —afirma con seguridad. —Y yo tengo la suerte de celebrar la Navidad con ustedes. —me sonríe con honestidad.

—Me alegra oír eso, vecina. —le sonrío de vuelta.

—Las cosas van a mejorar, no te preocupes. Además... —se aclara la garganta y se acerca un poco hacia mí. —déjame decirte que hay muchos hombres en el mundo, así que no te amargues por uno o dos. —me guiña un ojo.

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