Capítulo 51

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DOS MESES DESPUÉS...

Maddison

Habían pasado dos meses desde que Ethan se fue de la casa. Su ausencia aún se siente, y a veces nos olvidamos que ya no está aquí con nosotros y continuamos agregando un plato más en la mesa.

Todos estuvimos decaídos las primeras semanas, casi no hablábamos entre nosotros, y discutíamos por todo. Habíamos vuelto a ser los mismos demonios de antes que se metían en problemas por todo.

Matt fue el que más se aisló de mí, culpándome por la partida de Ethan. Todo el tiempo me atacaba, y estaba más insoportable que antes. Gritaba cuando había desorden en la sala por culpa de Aaron; nos reprochaba cuán irritantes éramos y lo poco higiénica que se veía la cocina cada vez que Chase se encerraba allí y cocinaba.

Por otro lado, Aaron se volvió más rebelde que de costumbre, discutía a diario con Lilly y pasaba de fiesta en fiesta, volviendo al otro día. Faltaba a clases y a los entrenamientos también. No escuchaba a nadie y hacía lo que quería.

Yo pasaba encerrada en mi habitación. Escuchaba música para no oír a los demás, y únicamente mi rutina se había reducido en ir a la Universidad y volver a casa para encerrarme nuevamente. No salía, tampoco hablaba mucho con Taylor, pese a su insistencia. Me quedaba viendo series hasta altas horas de la madrugada, lo que daba como resultado una ojeras horribles al otro día.
Deambulaba como alma solitaria por todos lados, sin mantener contacto con el resto.
Estaba todo el día triste, sin poder pensar en otra cosa que no fueran las crueles palabras de Ethan.

Chase era el único que intentaba solucionar nuestra relación de hermanos. Cocinaba en abundancia para mantenerse ocupado en algo, y siempre intentaba calmar las aguas entre nosotros. Obviamente nadie le escuchaba. Él trataba de mantener la calma, insistiendo en que volviéramos a ocupar nuestra mente en algo productivo.

Mamá, papá, la tía Holly, Taylor... todos intentaban de todo para que nosotros volviéramos a irradiar luz como lo hacíamos cuando Ethan estaba aquí, pero nada funcionó.

Estábamos atravesando por un momento complicado, una especie de superación, o post-abandono.

En estos meses que pasaron, tuvimos esta especie de crisis entre hermanos. Peleamos mucho, nos odiamos, era como volver a los comienzos. Pero conforme fue pasando el tiempo, las cosas se lograron calmar un poco.

Sólo un poco.

—¿Cómo te fue en el último examen, cariño? —le pregunta mamá a Aaron, quién estaba bebiendo café.

Las gafas oscuras que traía el día de hoy, eran la clara prueba de que había salido anoche. ¿Quién en su sano juicio salía un miércoles por la noche a embriagarse? La respuesta era simple: Aaron.

—Mal, la perdí con 1.3 —responde él con simpleza.

—¿Tan bajo? Aaron, ¿qué sucede contigo? —le reprocha papá. —Lilly te estaba ayudando a estudiar.

—Y lo hizo, únicamente que yo no le prestaba atención. —se encoge de hombros.

—¿Crees que es justo para esa muchacha lo que haces? ¡Se pasó una semana ayudándote! —exclama mamá.

—Ay, no grites. Mi cabeza va a explotar. —se queja.

—¡Yo haré que explote si no te aplicas en la Universidad! —sentencia papá. —¡Todos ustedes se están desviando desde que Ethan se marchó! —nos señala a los cuatro. —Ya se terminó otro año más y siguen igual. ¿Qué harán éste año? ¿Repetir? —cuestiona con seriedad.

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