Capítulo 40

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Maddison

¿Hay algo peor que esperar y esperar hasta que sea tu maldito turno en una cita con el psicólogo? Siento que me haré vieja aquí.

Ya ha pasado como... ¿Una hora, quizás? Y todavía no me llaman.

—Ay, qué maldición. —murmuro con pereza, y la señora que está sentada a mi lado frunce el ceño en mi dirección y niega con la cabeza. —¿Qué? Pensaba en voz alta. —me defiendo.

—La juventud de hoy en día se queja por todo. —comenta, con fastidio.

—¿Uno no puede tener una vida complicada, sólo porque sea joven? —cuestiono.

—Ay, niña. Lo que tú llamas "complicado", ni se asemeja a lo que realmente es complicado. —añade. —Tendrías que haber nacido en mis tiempos...

—Pues, nací en éste tiempo, como puede ver. Las cosas han cambiado, como era de esperarse. —acoto. —Además, el hecho de que haya nacido en otra época, no significa nada. Los problemas siguen siendo problemas, más allá de los años. Cada uno los maneja como puede. —sentencio.

—¿Maddison Dallas? —pregunta la asistente del psicólogo.

—¡Al fin! —exclamo y me pongo de pie. Tomo mi bolso y avanzo hacia el despacho.

—El señor Ryan la está esperando. —me indica la muchacha.

—¿Ryan, dijo? —cuestiono, confundida.

—Si, ese es el nombre del psicólogo. —responde con una sonrisa.

¿Ryan? ¿Será el Ryan que yo conozco? Espero que no.

—¿Sucede algo? —se me acerca al ver que he quedado de pie, en medio del pasillo.

—Oh, no. Estaba pensando. —digo sin importancia. —Eh... Ese Ryan que mencionas, ¿tiene un club? —cuestiono, en un murmuro.

Ella eleva sus cejas, sorprendida por mi pregunta y su rostro muestra total confusión.

—Eh, ¿un club? ¿Qué tipo de club? —dice curiosa y da unos pasos hacia mí, mostrando discreción.

—Un club común. Ya sabes, para ir de fiesta.—comento.

Ella recuesta las carpetas en su pecho y se cruza de brazos.

—¿Sí? ¿Tú dices? —habla con sorpresa. —No tenía ni idea. —susurra.

—Bueno, quizás lo estoy confundiendo. Digo, ¿un psicólogo, dueño de un club nocturno, con zona VIP y toda la cosa? —pregunto riendo. —¿Es millonario el hombre? —me río y ella igual.

—Bueno, en esta vida hay que ver cada cosa... —ladea la cabeza. —No me sorprendería si eso es así. —dice.

—Es que yo fui hace un tiempo con una amiga a un club. —le explico y ella asiente, prestando atención. —Y me sorprendió ver una zona VIP, ¿entiendes? Porque, digo, ¿es un lugar reservado para estrellas de Hollywood, o cómo es la cosa? —cuestiono.

—¿Tan sofisticado? —pregunta con interés. —Yo quiero ir a un lugar así, aunque sea por una sola vez en mi pobre vida. —comenta.

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