Censura (a forbidden love story #4)

The Evil Witch and The Brave Warrior (parte 1 )

Volver a casa se sintió terriblemente desolador, amaba la casa de James, la sentía como propia y lo hice aun mas cuando note todos los arreglos que él había hecho para mi a nuestro regreso del viaje, ya no solo eran mis cosas sumadas a las de él, ahora tenia espacio para mi. James había acondicionado su casa para que fuera un espacio de ambos, para que sintiera que pertenecía allí tanto como él. 

Mis ojos se llenaron de lagrimas mientras recorría el cuarto, con una nueva cama y una nueva decoración, había marcos vacíos en las paredes y antes de que pudiera hacer la pregunta en voz alta James respondió:-esperaba que nos tomáramos unas fotos y las pusiéramos allí, también otras que tu quisieras, como de Isadora, tus amigos- un suspiro -incluso te dejare poner una foto de William- 

 Me reí del toque posesivo y celosamente juguetón en su voz -no puedes estar celoso de Will- 

James se paso la mano por el cabello -pero sigue siendo otro hombre, menos mal su relación esta tan fraternal, de otro modo me vería obligado a romper cualquier lazo con ese hombre- aunque su rostro era serio, sus ojos brillaban con picardia

-que interesante sentido del humor empiezo a descubrir en usted señor Wolff- 

El hizo una pequeña reverencia -espero que eso funcione para que no me dejes por aburrimiento, después de todo, solo soy un hombre viejo- 

Apartando las lagrimas con la risa de la juguetona interacción, seguí avanzando hasta encontrar que el armario era mas grande ahora 

-no me pareció apropiado solo entrar en tu apartamento y traer lo demás aquí- casi se veía avergonzado, casi -así que mejor espere a que tu lo hicieras- 

Asintiendo y dándole un beso de aprobación, dije :- me alegra que lo hicieras a pesar de que pudieras solo irrumpir y traer las cosas aquí- 

Había un tocador nuevo, con diversos productos a los que no sabia que James les había prestado atención pero eran los que me gustaban. 

Sin aviso, mis piernas empezaron asentirse demasiado débiles, así que me senté en el mullido sillón de mi nuevo tocador, sin quererlo pero sin poder impedirlo las lagrimas empezaron a rodar por mis mejillas -no sabia que me había sentido tan... tan... errante desde que había regresado... hasta... hasta- un poco de rabia chispeo dentro de mi pecho al no poder articular las palabras como quería -gracias- no había nada mas que pudiera decir, e incluso eso parecía insuficiente

-esta era solo una casa Emma, paredes, cosas. Tu la hiciste un hogar para mi también- agachándose hasta quedar de rodillas frente a mi rodee su cuello con mis brazos y lo atraje hacia mi y lo supe, con total certeza que haría lo que fuera para mantenernos juntos, para conservar este hogar que habíamos formado. 

Con ladridos bajos y prolongados, la bola de pelos nos encontró y empezó a saltar y a menar su cola

-también te extrañe- le dijo James, mientras se apartaba solo lo suficiente como para acariciarlo. 

Lastimosamente, eso no pareció suficiente y agachansdose se metió entre nuestros cuerpos, su lengua húmeda afuera, su aliento...perruno, por no usar otra palabra. 

Retomando nuestra rutina, regrese al trabajo y me sumergí en la pasión que sentía por ello, dejando espacio también para cierto hombre que me volvía loca. 

Casi, casi, era demasiado fácil. 

Cuando llego la reunión con los inversionistas de nuevo, no esperaba que mi presencia fuera requerida. 

Así empezó, la batalla contra la bruja. 

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La cena era algo formal, todos los socios junto con sus esposas (nada de amantes o la fulana del día para este tipo de eventos) en el cual todos se daban golpecitos en la espalda por hacerse mas ricos los unos a los otros.