Bloody Ball (Parte 1)

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Estaba claro que no deseaba asistir a un baile. 

Mucho menos uno organizado por mi madre. Me repetí a mi misma que era por caridad, porque todo el maldito y cochino dinero que se despilfarrara esta noche iría a diferentes fundaciones con buenas causas, causas altruistas. 

O eso quería creer siempre. 

Aquí, las personas no eran muy famosas por dar el dinero fácilmente

Suspire y seguí arreglándome, al menos Karen estaba aquí para acompañarme y ya que no sabia si James llegaría a tiempo tenerla a ella era un gran consuelo. 

Mi amiga revoloteaba alrededor seguida de un par de personas que eran entre maquillistas y estilistas mientras otros tantos pululaban alrededor de nostras con vestidos, accesorios y zapatos. 

-¿que tal este?- me pregunto- Este era la décima vez que me lo preguntaba y apenas era el quinto vestido que se probaba 

-te ves increíble- era cierto, al igual que con los cuatro anteriores, pero, mi respuesta nunca era lo suficientemente buena 

Ella hizo una mueca y volvió al improvisado vestidor, o sea mi armario.

Me reí mientras seguía acariciando las telas de diversos vestidos frente a mi, las palabras de Isadora seguían colándose en mi pensamientos y siempre, ociosamente, me preguntaba que tan lejos estaría dispuesto a llegar James y porque lo haría. 

Había una respuesta que era instantánea y sabia, sin un resquicio de duda que él haría lo que fuera por mi. 

y eso, por muy romántico que quisiera verlo, también me daba miedo. 

Ademas, porque otra cosa estaría dispuesto a sacrificar su palabra, su honor. 

Me deje caer en la cama y bufe, sonaba un poco estúpida, pero... no había renunciado él a eso? al casarse solo por negocios con mi madre? al pronunciar unos votos, palabras vacías, ante un altar y personas que SI lo creían, como yo? 

Sacudí la cabeza y seguí mirando los vestidos que con empeño y entusiasmo el grupo de Karen me traía pero ninguno parecía encajar conmigo, principalmente por el color. 

Mi madre había hecho de esta una fiesta con código de color. Karen había tenido blanco y yo rojo, quería cambiarlo. 

No era muy fanática del color, mas que todo porque mi madre lo amaba y parecía haber desarrollado una conexión entre él y lo que mi madre me inspiraba.

Una pizca de miedo, añádele bastante de decepción y una gota de veneno. 

Gabrielle du parfum.

Me reí de mi propio chiste y seguí navegando entre los vestidos, suspirando con decepción. 

Me vi tentada a ir de otro color solo para molestarla, pero sabia que al final lograría que me arrepintiera por mi osadía, así que jugué a lo seguro. 

Escogí un vestido que me gustaba y cuando me lo probé, me sentía cómodo en el. Era de satin, la tela brillante de un color rojo encendido, pero no... vulgar. Si es que un color podría ser eso, pero eso había dicho Karen y los demás. Adelante era simple, un escote casi recto y discreto, ajustándose en la cintura para luego caer elegante por mis piernas, con una -quizá- muy larga abertura. Atrás, hasta la mitad de mi espalda, eran solo finas tiras las que mantenían el vestido en su lugar. 

En cuanto a joyería, me olvide de todo eso e incluso de je que me hicieran ondas suaves y sueltas en el cabello, me daban un look, fresco incluso un poco veraniego. Me gustaba, me sentía yo, a pesar del color. 

Seguiría la orden de mi madre pero lo haría a mi manera. 

Karen escogió un vestido de gaza blanco con una tela suave y mas opaca en la parte del torso. Un escote en forma de corazón y un curioso rosario de 10 cuencas- bueno, no cuencas- eran pequeños diamantes negros, cuya cruz descansaba un poco mas arriba de sus pechos. 

Se veía despampanante

-¿Estás lista?- su sonrisa era amplia y un tanto sagaz, como si supiera cosas...

Incomodo!

Sonreí de vuelta pero me gire, mirando al espejo, buscando imperfecciones, que no tenia, en mi suave maquillaje -lista- confirme 

Karen me tomo del brazo y me gire para mirarla, su sonrisa ahora era mas suave ahora, casi tierna y un poco melancólica. 

-sea lo que sea que estas escondiendo y que te tiene tan nerviosa y estresada últimamente...-ella trago y sus parpados bajaron un poco -te apoyo- dijo con firmeza 

Me quede mirándola, enmudecida y sentí las lagrimas pinchar las esquinas de mis ojos

Karen rió -no llores!- medio me grito -o me harás llorar a mi también!- 

apreté los labios y di mi mejor intento en detener el inminente llanto. Funciono, en su mayoría. 

Una sola lagrima resbalo por mi mejilla 

-gracias- fue todo lo que pude decir mientras me limpiaba 

Karen me abrazo rápidamente -no arruinaste tu maquillaje- me ayudo con eso de limpiarme sin correrme el rimel y el delineador -por suerte- 

Creo que me había equivocado en decir que mi maquillaje era suave, la maquillista había hecho su mejor trabajo en mis smokey eyes todo ene negros y dorados, mis ojos se veían impresionantes, tenia que admitirlo, sumale a eso las pestañas abundantes y largas, que no eran mías en su mayoría, y tenia una mirada...encantadora, supongo. 

-yo se que dije que estaba lista pero...- Karen fue al armario y saco un delicado paño de terciopelo -si va a enfrentar a la reina....- dejo la frase sin terminar, mientras dejaba al descubierto una preciosa corona de laurel -si, esta hecha de oro- respondió, cuando me dio miedo tocarla 

-no tenias que hacer esto- le dije, mientras la estilista me guiaba a un asiento 

-por supuesto que si- ella dejo la preciosa corono descansar en mi regazo y no puede mas, si no tocarla con reverencia -si vas a ir a la guerra, hazlo con estilo- 

-no es una guerra- discutí -no cuando mi madre ya gano- 

-porque tu la dejaste- 

la mire, con ojos desorbitados -no es cierto. Bueno, quizá- admití -pero mi madre es una mujer que estaría dispuesta a arrojarme a un tren si eso la beneficiara- explique -no quiero nada de ella, no lo necesito tampoco. Para que haya guerra se necesitan dos- suspire -y no estoy dispuesta a sacrificarlo todo por ganar, eso ya me deja en desventaja- 

Karen lo medito un poco, mientras la estilista terminaba lo que sea que estaba haciendo.

Me quede en silencio también, porque era la primera vez que le confesaba alguien algo que siempre había sospechado. 

al igual que con James, me preguntaba porque estaría dispuesta mi madre a arriesgarlo todo. Mi primera suposición seria el dinero, pero no me parecía del todo correcta y luego pensé...poder. 

Gabrielle era una persona difícil de predecir. 

Karen le entrego la corono a la estilista y mis pensamientos se fragmentaron entonces, desviándose a lo que acontecía a mi alrededor. 

-lista- anuncio la estilista y me levante, caminado derechito al espejo. 

-quizá no quieres luchar esta guerra- Karen se acerco por detrás, me quede mirándola, sobre mi hombro a través del reflejo -pero ya estas envuelta en todo esto y mejor caminar con la cabeza en alto y que sepan, que eres un poder a tener en cuenta- 

Dándome una ultima mirada en el espejo, me gire y la abrace. La abrace para agradecerle, la abrace para buscar con suelo, pero sobre todo la abrace para encontrar la fuerza que necesitaba, porque sabia que tenia razón. 

Censura (a forbidden love story #4)Where stories live. Discover now