Homeless

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Mi estancia en París oficialmente había terminado.

Había hecho un par de amigos pero nuestro lazo no era lo suficientemente fuerza para sobrevivir la distancia.

-Él auto está listo señorita- Anderson anuncio tomando mi enorme y única maleta.

Bueno, no la única pero la otra era pequeña.

-Gracias- le sonreí

Me sentía mal. Anderson no sabía nada de mi fin de semana, había decidido ir por mi cuenta precisamente esos días que él viajo de regreso a casa para ver a su esposa e hija. No tenía ni idea de cómo lo hacía funcionar, el sujeto era mi sombra. Pero me alegré por él, su familia era su adoración y me daba alegría que este trabajo no le hubiera arrebatado eso.

Ansiaba llegar a casa, dejar las maletas, sentir la brisa fria y oler la humedad en el aire loundinense. 

En el avión me senia exhaltada y casi no me podia estar quita lo que a Anderson le hizo gracia. Tambien queria ver a mi pequeña bola de pelos...Bueno, tambien queria ver a James incluso si la ilusión de libertad de aquel fin de semana ya no era posible de vuelta en casa. Paris era hermoso pero Londres era donde estaba mi corazón. 

Sonrei y tome el pequeño collar en mis manos. Era una sola perla sujeta a una cadena de oro que mi padre me habia dado cuando era pequeña, decia que Alemania era su hogar y esta habia sido la primera joya que habia comprado con su propio dinero, se lo habia dado a la abuela y cuando habia muerto la habia guardado para cumplirle la promesa de darmela a mi. Me sentia mal por papá, su hogar, donde siempre lo notaba feliz y relajado era Múnich pero era Londres donde todas las personas importante tenían su "base" y donde mi madre parecía feliz. Así que dejó su hogar, por ella.

Suspiré

No, también lo dejo por su trabajo. Pero después de que se ganó una reputación y su nombre era respetado pudo volver.

-señorita-

-si?- salí de mi ensimismamiento y mire a Anderson que estaba de pie

-hemos llegado-

-oh!- no dije nada más mientras bajaba, ya sólo quedaban unos cuántos pasajeros rezagados, yo entre ellos.

Aunque me sentía cansada no tenía ganas de dormir. Así que me di una rápida ducha, me cambia y le pedí a Anderson que me llevará de regreso a casa. A la casa de mis padres

En cuanto pase la verja de metal supe que había algo mal.

No había nadie por el jardín y todas las ventanas estaban cerradas, no había un rato de vida e incluso se veía escalofriante bajo el sol de la tarde

-que...-

-buenas tarde señorita- un hombre de mediana edad vino a saludarme

-la casa...-

-lo siento, pero ya fue vendida. Si le interesa tengo más propiedades...-

Me tambalee hacia atrás

¿Vendida?

No me quedé a escuchar el resto

-llevame donde mi madre-

Me sentía mareada, como si hubiera entrado a la dimensión desconocida y arribado en un lugar donde todo estaba mal y mi madre estaba así de loca.

La mitad de esa casa me pertenecía, ella no tenía ningún derecho a vender sin mi permiso.

Y estaba malditamente segura de que no se lo había dado.

-no es necesario- mi madre venía caminando en sus tacones de doce centímetros por el camino adoquinado sin siquiera tambalearse. Llevaba un vestido ajustado de mangas cortas que cubrían sus hombros; un recatado escote en v y los suficientemente ajustado para mostrar sus curvas pero no para presumir de ellas como solía hacerlo

Censura (a forbidden love story #4)Where stories live. Discover now