Quizá

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-Buenas noches a todos- la voz de mi madre silencio la música ya pareció rebotar en las paredes dela grandiosa sala. Todo el esplendor de la suave iluminación de los candelabros pareció dirigirse a ella y al vestido negro de tela brillante que parecía capturar la luz y hacerla parecer una bola de disco. Pero, por supuesto, también la hacían un foco de atención, una mujer que no se podía pasar por alto, que nunca lo haría, ni por su belleza, ni por su vestimenta.

-Es un placer que esta noche, la noche en la que nos reunimos aquí y pensamos en los demás, en hacer de este un lugar mejor- utilice cada gramo de mi fuerza de voluntad para no poner los ojos en blanco ante ese discurso tan estúpido –también nos acompañen, a Emma y a mi, a conmemorar la vida de Erich Bärh- una oleada de aplausos se alzó y termino en un instante –ahora, es el turno de mi hija, Emma, de deleitarnos con unas cuantas palabras en su memoria-

Algo entre la ira que medaban ganas de ir a quitarle las extensiones a mi madre y el miedo de hablar en público me hicieron quedar estática, mientras todos se giraban para mirarme. Tristan me llevo, literalmente me llevo, mis piernas siguiendo sus pasos.

-puedes hacerlo- susurro, antes de apartarse

Mire a mi madre que alzo su copa de champan hacia mí.

Dios santo! Esa mujer iba a matarme

-buenas noches- dije con voz un poco inestable. Cada par de ojos en este recinto estaba puesto en mí y casi podía escuchar el murmullo de sus voces, todos esparciendo rumores, compartiendo sus teorías conspirativas y alabando a mi madre por ser tan benevolente de si quiera dejarme venir

Claro! Mire de nuevo a mi madre y todo hizo clic

Estaba aquí solo para hacerla quedar bien, para que todos pensaran que yo era la que rechazaba a esta familia, que en realidad si era la hija difícil que todos creían y que mi madre no tenía la culpa de actuar como lo hacía conmigo. Después de todo, me lo merecía ¿no?

Apreté los dientes y agache la cabeza, tratando de fingir conmoción cuando lo único que sentía era rabia

-es un honor poder contarles un poco del maravilloso padre que fue Erich Bärh- continúe –sé que se preguntaran porque estoy hoy aquí de blanco y no de negro- estoy iba hacer una patada en el culo al estúpido plan de mi madre –pues mi padre me enseño que incluso en los momentos en los que nos embarga la tristeza y una profunda pena, siempre, siempre, hay que tener la esperanza de un mejor mañana- suspire y trate de mirar a a tantas personas como pude directamente a los ojos –y eso es justo lo que él blanco representa. Y a pesar de estar aquí hoy, recordando no solo al hombre si no también su pronta partida, decidí honrar aquellas palabras y traerles un poco de espereza en este día en que pensamos en los menos afortunados- sonreí pensando que esperaba que mi padre, desde donde sea que estuviera, me observara y se sintiera orgulloso –gracias, por favor, disfruten la vela-

Tristan me ofreció su brazo de nuevo, con el pecho hinchado como palomo –estoy muy orgulloso- comento con una sonrisa de suficiencia

Me reí –gracias-

Sin poder evitarlo, mi mirada vago entre la multitud, buscando y encontré aquellos ojos que tanto me gustaban devolviéndome la mirada, siguiéndome a mi paso. Incluso desde la distancia a la que nos encontrábamos podía ver su sonrisa.

Las miradas de desdén de inmediato de disiparon y muchos vinieron a halagarme por mis palabras y el mensaje que transmitía con el vestido a pesar de desafiar la etiqueta.

-Felicitaciones, cariño- mi madre me dio un abrazo. Muy oportuno que fuera en el momento en que a los camarógrafos se les permitió entrar –estoy segura...- la abrace de nuevo, cortando sus palabras. No quería escucharla hablar en nombre de mi padre

Censura (a forbidden love story #4)Where stories live. Discover now